El Colegio de Ingenieros Agrónomos de Manabí (CIAM) es uno de los gremios profesionales más antiguos y prestigiosos de la provincia, fue constituido legalmente mediante Acuerdo Ministerial publicado en el Registro Oficial del 12 de mayo de 1969, designando a Portoviejo como su sede.
En el año del cincuentenario se tiene gratos recuerdos de sus logros clasistas, académicos, sociales, deportivos y del primer directorio presidido por Jaime Cevallos Viteri, acompañado de Rigoberto Miranda, Bolívar Mendoza, Eduardo Uscocovich, Hugo Egüez, Jorge Vizcarra, Betty Amén, Roque Arteaga y Rodrigo Tobar. Ellos, junto a otros fundadores como Jorge Valarezo, Facundo Bermúdez, Landy Cevallos, Oswaldo Vélez, Medardo Izquierdo, Guido Cedeño, Enrique Hernández, Félix Salazar, Alfredo Carvajal y Gilberto López, formaron el destacado grupo que se propuso sacar adelante al gremio e impulsar el desarrollo agrario provincial, así como la loable intención de unir a los profesionales de la novel carrera que comenzaba a aplicar su tecnología con colegas provenientes de nuestra y otras universidades. Datos históricos que constan en los archivos, facilitados por su expresidente Robert Santillán, y que sirven para rendir homenaje de gratitud a estos pioneros que le dieron vida jurídica al CIAM, especialmente a la memoria de los nueve fallecidos, quienes seguirán alumbrando desde el infinito a las presentes y nuevas generaciones y a este gremio.
Vale resaltar la noble función de los ingenieros agrónomos de proveer alimentos suficientes y sanos para la población, y de ayudar a nuestros agricultores a mejorar sus niveles de productividad en algodón, café, cacao, maíz, etcétera, cultivos mencionados por Jaime Cevallos Viteri en su libro El Desarrollo Agropecuario de Manabí (2005). Profesión basada en la aplicación correcta de la relación agua- planta -suelo y ahora también procurando proteger y preservar los recursos naturales mediante una agricultura ambientalmente sostenible y sustentable.
En este medio siglo testificamos los cambios estratégicos en el manejo de los ecosistemas agrícolas, pasando del modelo altamente productivista de la llamada “revolución verde”, a otro más conservacionista y respetuoso del medio ambiente, basado en preceptos agroecológicos.
Oportunidad para desear que el CIAM recupere el protagonismo en favor de sus asociados, competencia debilitada en la década pasada a todos los colegios profesionales. Ocasión propicia para solicitar se limen asperezas dentro del gremio considerando la presencia de excelentes elementos, a quienes conviene recordar que sólo la unión hace la fuerza. Momento también para enviar un fraternal saludo a los directivos y miembros del CIAM, ya que el 21 de junio se celebra a nivel nacional el Día Clásico del Ingeniero Agrónomo, y qué mejor que festejarlo en completa armonía.
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