Jhonny Manrique Bravo, conocido como “Pincel de Cristo”, libra una batalla de ansiedad. Eso ocurre porque dejó de consumir drogas y su organismo no se resigna.

Entonces la presión se dispara, dijo un médico que conoce su caso.

El artista urbano, antes de que su trabajo trascendiera, consumió estupefacientes durante seis años y fue una víctima del vicio, que lo llevó a caer a los lugares menos pensados de un ser humano. 

Las acciones negativas se convirtieron en el pan de cada día, con tal de acceder a recursos para comprarse unos gramos de base de cocaína o un porro de marihuana. 

Y como dice una canción del salsero Luis Enrique, “sólo le faltó inyectarse las lágrimas de amor de su madre” para encontrar la “gloria extrema”.

Un día, las súplicas de su madre tuvieron efecto y Jhonny tuvo la voluntad para acercarse a un centro de rehabilitación para personas adictas, e inició así su andar para retomar el camino positivo.  

Con 29 años de edad, según dijo, cree tener la capacidad suficiente para seguir en esa línea del bien y crear conciencia por medio de sus trabajos.

El artista “Pincel de Cristo” comenzó rindiendo tributo a quienes se adelantaron en el viaje eterno; así que en los barrios y ciudadelas, donde haya un retrato de un occiso, entonces está la rúbrica del artista.

En el parque Las Vegas también se exhibe su talento en el mural donde están los restos de los artistas que visitaron Portoviejo en décadas pasadas.

Su más reciente obra, y que ha sido muy comentada, es el homenaje a los “Adorables entenados”, serie que se transmitió en la televisión nacional hace más de veinte años.