La dermatóloga Diana López amplía  que “la cabellera es un filtro que te dice cómo va tu salud o lo que podrías estar padeciendo”.

Nombra  seis afecciones o cuadros  que se vinculan al mal aspecto del cabello, y que te presentamos a continuación:

 

Anemia.  La caída intensa del cabello, sobre todo al lavarlo o al peinarlo, es, junto a la fatiga, uno de los principales síntomas de la anemia ferropénica. La causa puede ser una dieta baja en hierro o pérdidas menstruales importantes.

 

Diabetes. Cuando los niveles de azúcar en la sangre no están bien controlados, la piel tiende a resecarse y aumenta el riesgo de úlceras e infecciones, pudiendo aparecer también picor en varias partes del cuerpo, como el cuero cabelludo. En casos severos, también puede caerse mucho el pelo (alopecia difusa).

 

Tiroides. Tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo tienen efectos sobre la dermis y el cabello. Quienes padecen una función tiroidea excesiva suelen notar que su cabello es más fino, frágil y que se les cae más de lo normal. El hipotiroidismo, en cambio, suele notarse con un pelo seco y quebradizo, que se cae sobre todo por la zona frontal del cráneo.

 

Lupus. Este trastorno autoinmune, provocado por un mal funcionamiento de las defensas, causa problemas en el hígado, el riñón, la piel y, a menudo, el pelo se debilita y cae. También hay enrojecimiento y descamación.

 

Cáncer. Además de la caída de cabello que provoca la quimioterapia, la propia enfermedad puede debilitar el pelo.

 

Intoxicaciones. La presencia en el cuerpo de metales como el mercurio puede descubrirse porque se pierde más cabello. También sucede con fármacos como los anticoagulantes, algunos antihipertensivos y medicación para el colesterol.

Pero también, a veces, detrás de un pelo débil, áspero o quebradizo se esconde una dieta con alguna carencia. 

Por ejemplo, un aporte proteico insuficiente se manifestará con un pelo quebradizo. Y el déficit de vitaminas como la biotina u oligoelementos como el zinc y el cobre puede acabar en alopecia. Ambas cosas suelen ocurrir en dietas de adelgazamiento desequilibradas. 

La mejor manera de solucionar el problema es darles a tu pelo y uñas lo que de verdad necesitan. 

Hablamos de vitamina A, vitamina C y Omega 3.