Después de unos duros trabajos durante más de diez años, un equipo de investigación internacional descubrió los restos del reptil marino más antiguo en la península Antártica. El equipo de los investigadores encontró la mayor parte de su cuerpo, excepto el cráneo. Se estima que este ejemplar medía 12 metros y pesaba entre 11,8 y 14,8 toneladas.