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Keyla Alarcón Q.
Vibrar con los océanos

El 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas en 1974, en Estocolmo, “para actuar con contundencia hacia una economía verde”.

Miércoles 12 Junio 2019 | 04:00

Han pasado 45 años desde esa declaratoria que ha sido acogida, de corazón y con consciencia, por pocos grupos de personas.  Sin embargo, el esfuerzo no es suficiente y cada día el accionar del ser humano, individual y colectivo, acelera el exterminio de fauna y flora y con ello las consecuencias se revierten contra uno mismo.  
Ecuador, un país con una biodiversidad única, no está al margen de esta problemática mundial, acciones individuales como no reciclar, exceso de desperdicios, uso innecesario del automóvil, uso de plásticos, no ahorro de agua, tala indiscriminada, ampliación de la frontera agrícola, entre otras, se unen a las políticas gubernamentales extractivistas de petróleo y minería que afectan bosques nativos y páramos creadores del líquido vital. 
Parecería ser que la intención y la energía de la humanidad están orientadas a destruir y desde la psicología, con Freud, ya se ha analizado sobre la increíble capacidad que tenemos las personas de autodestruirnos; pero, también, de regenerarnos y para ello traigo a colación al médico japonés Masaru Emoto, quien afirmó que los mensajes, música e intención positiva que uno envía al agua forman cristales perfectos o influyen para bien en sus moléculas, mientras lo contrario provoca en el líquido estructuras fragmentadas, sin forma o caóticas.  
Más allá de creer o ser escéptico con la medicina alternativa, la pregunta que nos compete a todos es ¿qué energía y qué intenciones estamos enviando a nuestros océanos? ¿Se han convertido el mar en objeto de admiración, cuidado y respeto, o, en el recipiente para nuestros desperdicios? ¿Cuál es la motivación cuando visitamos los parques naturales? ¿Cómo quedan las playas de Manabí, consideradas entre las mejores del mundo, una vez que nos despedimos de ellas? 
Con consciencia respondamos cada una de estas preguntas, calificando nuestro aporte para el equilibrio ecológico ahora y para el futuro; las acciones individuales, por más pequeñas que sean, son tan importantes como aquellas políticas macro o gubernamentales.
En el experimento de Emoto, el vaso de agua que recibía odio, insultos y otras acciones ofensivas no formó cristales perfectos, el microscopio demostró estructuras oscuras y sin forma, ¿tomaría usted esa agua? Seguramente no.  La superficie de la Tierra también está formada de un 70% de agua, de ésta un 96% es salada, que no se puede beber, pero es el hogar de miles de especies marinas y fuente de alimento de aves, mamíferos y el ser humano; sólo un 0,025% del agua del planeta es apta para el consumo humano; el agua, en efecto, es un recurso limitado. 
 Qué triste que además de nuestra vibración pesada, intención densa, inconsciencia o peor aún nuestro accionar consciente, el mar, ríos y lagunas reciban nuestros desperdicios.
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