En el 2025, 2 millones de personas de 18 a 24 años demandarán potencialmente su acceso a la educación superior. En el segundo semestre del 2018, el país contaba con 54 universidades y 150 institutos técnicos y tecnológicos, de carácter público y privado.  

En este contexto, es fundamental incentivar la creación de empleo adecuado, incrementar la calidad de capital humano mediante una mejor educación, salud y capacitación laboral para emplearse en todo los sectores productivos. 

La calidad de la educación media está en manos del Ministerio de Educación (Mineduc), que junto a la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) son los responsables del proceso de articulación entre el sistema de educación media y superior, mediante la evaluación Ser Bachiller, requisito de salida de la educación media y de ingreso a las universidades. 

Ser Bachiller entrega un panorama preocupante en el Régimen Costa, año lectivo 2018-2019. En Manabí, las Unidades Educativas Fiscales (UEF) deberían preguntarse seriamente si están ofreciendo bachilleres capaces de desenvolverse exitosamente como ciudadanos o si realmente en sus aulas se adquiere un racionamiento abstracto y  conocimiento amplio en lo matemático, lingüístico, científico y social. 

A escala de distritos de la provincia, los resultados de los bachilleres manabitas muestran que se encuentran todos en un nivel elemental; pero hay claras diferencias entre los niveles de desempeño, siendo los mejores Chone-Flavio Alfaro/ Sucre-San Vicente/ Manta-Montecristi- Jaramijó y los más bajos Paján/ El Carmen/ Santa Ana- 24 de Mayo-Olmedo. Los casos más graves son de las Unidades Educativas Siglo XXI, conocidas también como Escuelas del Milenio, las cuales no alcanzan ni 680 puntos en una escala que parte de 400 puntos; es decir, que las ostentosas y faraónicas infraestructuras creadas por el correísmo a un alto costo, no cuentan con maestros  y personal administrativo eficiente o que el recurso humano también ha sido afectado profesional y moralmente, por tener que trabajar lejos de sus familias,  en lugares distantes, inseguros y sin transportación pública y económica.  

Esperemos que, con el Acuerdo Nacional alcancemos una política de Estado para el sector educativo, porque es el mejor camino para enfrentar los desafíos del futuro.