Cuando iban por la calle 309 y avenida 223 del barrio San Antonio, supuestamente un auto se les atravesó y aquello generó que la moto se impactara con un vehículo y que Charlotte cayera en la vía, dijo la Policía. 

La niña fue recogida por su tío, quien resultó ileso del percance, y la recostó sobre la vereda, bajo la sombra de un árbol. Mientras tanto, varios testigos se comunicaron con el 911. 

César Molina, del Cuerpo de Bomberos de Manta, manifestó que cuando llegaron al sitio la niña ya no tenía signos vitales. Su tío estaba sentado junto a ella. Se lo notaba ido, con la mirada perdida, como buscando respuestas de lo ocurrido en las personas que poco a poco se amontonaban a su alrededor. 

Lorena Caiza, de la oficina de Investigación de Accidentes de Tránsito, indicó que en las primeras investigaciones, en las que se analizaron huellas de los vehículos y testimonios de personas que presenciaron el percance, se pudo determinar que se trató de un choque. Agregó que en el sitio solo encontraron la motocicleta en la que se movilizaban la niña y su tío, porque el conductor del taxi huyó del lugar.

El cuerpo de la pequeña Charlotte fue llevado hasta el Centro Forense para realizarle la autopsia.

 

Un par de velas. En la vereda donde estuvo recostada Charlotte quedó una mancha de sangre, sobre la que moradores del lugar colocaron dos velas encendidas en su memoria. 

Alrededor de estas pusieron también un cartón para evitar que el viento extinguiera las llamas, pero aquello no lo impidió: el viento llegó y se apagaron en un instante,  con un soplo, como la vida de Charlotte. 

En datos de la Policía, en lo que va del 2019 se han registrado 22 muertes por accidentes de tránsito en Manta, Montecristi y Jaramijó. 

Estas mismas estadísticas revelan que la mayoría de las personas fallecidas se movilizaba en motocicleta. A estos les siguen los peatones en calles y avenidas de alto tránsito.