Los familiares contaron que el viernes, aproximadamente a las 08h00, Mero y su mujer salieron de su casa, en el sitio Los Tamarindos de la parroquia Crucita, en una motocicleta.

Mero iba a dejar a María Reyes para que tomara un bus a Portoviejo, donde iba a pagar su cuota en el IESS, pues ambos son afiliados al seguro campesino. Luego él tenía previsto realizar una carrera en la moto, pero ninguno de los dos pudo llegar a su destino.

Los familiares narraron que, cuando la pareja había salido en la moto a la vía principal de Los Tamarindos, al pasar una curva, fueron impactados de frente por un tanquero que invadió el carril por donde ellos iban.

El hecho fue observado por un morador del sector, quien les dio aviso a los vecinos y salieron a ver lo que ocurría.

Los moradores manifestaron que a la pareja se la notaba en una condición muy delicada sobre la vía, por lo que obstaculizaron el carril para evitar que otro carro pesado los aplastara, y llamaron a los rescatistas.

Al lugar llegaron miembros del Cuerpo de Bomberos, personal del Ministerio de Salud y agentes de la Policía para atender la emergencia.

Luego de recibir los primeros auxilios, Juan Carlos Mero fue trasladado al hospital del cantón Rocafuerte, mientras que su esposa fue llevada al hospital del IESS en Portoviejo.

PIERNAS DESTROZADAS. Una vez que Mero fue estabilizado en el hospital de Rocafuerte, tuvo que ser transferido también al hospital del IESS de Portoviejo, donde quedó asilado junto con su mujer.

Los familiares indicaron que por los médicos conocieron que ambos tenían las piernas izquierdas fracturadas, pero Mero era quien se encontraba más grave .

La madrugada del sábado los familiares recibieron la terrible noticia: Juan Carlos Mero había fallecido debido a una grave hemorragia que sufrió tras el accidente.

El cuerpo de Mero fue trasladado por la Policía a la morgue de Manta para que se le hiciera la autopsia.

Desde el día del accidente, María Reyes no ha dejado de preguntar por su esposo, pero sus familiares aún no se atreven a decirle que está muerto, por temor a que la impresión empeore su condición.