Dávila tiene 23 años y a su corta edad es licenciado en Administración de Empresas e ingeniero en Negocios Internacionales. También es futbolista profesional.
“Me da mucho orgullo poder decir que soy un ingeniero y un licenciado, y aparte de eso un futbolista profesional. Ahora me dedicaré cien por ciento al fútbol”, menciona.
Dávila inició en el ‘deporte rey’ en Liga de Quito, equipo del que dice ser hincha.
Él señala que cumplir sus objetivos no ha sido fácil, pero reconoce que con perseverancia todo se puede alcanzar. “Inicié en el fútbol a los siete años en el pasillo de mi casa cuando jugaba con mis padres (Carolyn y Angelo). A los 11 años llegué a Liga de Quito y cuando tenía 14 tuve que salir del equipo por ir al colegio en la mañana”, recuerda.
Retos. Su historia es muy particular y destacable, ya que la decisión casi obligada de la mayoría de futbolistas profesionales es dejar los estudios para enfocarse en el balón. Sin embargo, Dávila supo mediar con ambas actividades. “Estudiaba en la mañana en el colegio y en la tarde formaba parte de la Selección Sub-15 de Pichincha, después estuve en la Sub-16 y 18 del colegio San Francisco, y luego volví a Liga de Quito”, dice Dávila, quien además menciona que tras salir del colegio (2014) se inscribió en la Universidad San Francisco y en la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), a distancia.
“Cuando me gradué seguí estudiando para no perder el ritmo. Yo entrenaba en la mañana y estudiaba en la tarde, fue algo difícil, pero organizarme fue clave para cumplir las metas. Me tocó hacer tarea en el bus cuando viajé a Portoviejo, Machala y Loja con América, tuve que sacrificar horas de dormir para cumplir con los deberes”, señala.
Dávila debutó en el fútbol profesional en el 2016, como marcador derecho en Liga de Quito y con el DT Álex Aguinaga. Hoy juega en el América de Quito, equipo con el que ascendió el año pasado a la Serie A.