Actualizado hace: 936 días 12 horas 27 minutos
Keila Alarcón Q.
Posesión andina de Yaku Pérez y Jorge Yunda

Este domingo se entregó por parte de la FENOCIN, Confederación Nacional de Organizaciones Indígenas Campesinas y Negras el bastón de mando al alcalde de Quito, Jorge Yunda, de origen puruhá; de igual manera, ayer, las Defensoras del Agua y de la Pachamama realizaron este acto simbólico en favor del kañari kichwa, Yaku Pérez Guartambel, prefecto del Azuay. A otras autoridades indígenas del país también se les concederá este ritual de raigambre.

Miércoles 15 Mayo 2019 | 04:00

Llenas de emotividad, pero a la vez cargadas de gran responsabilidad, estas ceremonias, que datan de antes de la conquista española, reafirman el compromiso de “no robar, no mentir y no engañar a quienes le eligieron”, indica el Yachak Yuro Parayaku, cuyo nombre significa “la mezcla de los nombres de la tierra y del agua para formar una vasija donde se guardan los saberes que se han de compartir”.  Taita Yuro, en medio de un exquisito ritual con elementos naturales de la geografía andina y con la Chakana o cruz andina ofició la celebración para Yaku Pérez, nacido en la parroquia rural de Tarqui, de la provincia del Azuay, en una comunidad en principio denominada Kachi Pukara, que significa mirador de sal.
Las ceremonias andinas, por su parafernalia, a veces excesiva, podrían parecer un simple acto folklórico, pero no es así.  Primero, quien oficia esta consagración es un Yachak, es decir un sacerdote del mundo andino, el que guarda los secretos, ritos, conocimientos y domina la Astrología, Medicina, Ciencias y Artes Andinas; por poner un análogo, podríamos decir, que, en el mundo occidental, quien realizaría el rito sería una autoridad eclesiástica de muy alto rango.  A veces a los Yachak se los llama chamanes; la aclaración en este caso es que el primer calificativo aplica a los pueblos andinos mientras que el término chamán o shamán es un vocablo universal para aquellos iniciados en las prácticas místicas heredadas.  
El rito, presente en la vida de las culturas nativas, es un comportamiento redundante que comunica, conmemora y sana, es un compromiso y reafirmación con los mismos espíritus de la naturaleza, los que, desde el punto de vista antropológico, a veces son más fuertes que aquellos que se tiene con el mundo seglar; por tanto, una ceremonia, como la oficiada a Jorge Yunda y a Yaku Pérez, entre otras autoridades indígenas del país, es un acto público de profunda convicción para un gobierno digno y honesto, alineado a los principios de la cosmovisión.  
Qué bonito que cada vez estos actos sean compartidos por más personas, como una muestra de pluriculturalidad, como una forma de reconocimiento a esa sabiduría ancestral todavía presente, -sobre todo en la ruralidad-  y que se debe seguir investigando desde la academia.  Al ser un acto serio, por decirlo “religioso”, la entrega de los bastones de mando realizada a las mencionadas autoridades augura armonía, un trabajo con ideología y el cumplimiento de la palabra; así no pasará lo acontecido al ex presidente Correa, a quien los indígenas de Zumbahua entregaron con expectativa el bastón y así mismo se lo retiraron sin pena ni gloria. 
 
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