¿Qué es el caos? Según la RAE, “es el estado amorfo que se supone anterior a la ordenación del cosmos; confusión, desorden, comportamiento completamente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos, aunque su formación matemática sea en principio determinista”.

La proliferación de partidos, movimientos, grupúsculos localistas,  o de clanes familiares producen un sinnúmero de autocandidatos, lo cual ha desnaturalizado la verdadera democracia y el ejercicio de la actividad  política. Es indispensable reducir el número de partidos y movimientos, así como también el  número  de candidatos, según el tamaño de la población.

Debemos rescatar la práctica de la verdadera democracia que es la búsqueda de un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, como lo concibió hace 3 mil años Platón y aquí en América, Abraham Lincoln.

Está en el tapete  de la discusión la supresión del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, creado por el artículo 207 de la Constitución de Montecristi. La idea de los constituyentes era quitarle al Congreso Nacional la facultad de designar a las más altas autoridades del Estado: Contralor General, Procurador, Fiscal General, Superintendente de Bancos, de Compañías y otros. 

Los legisladores se repartían “la troncha” únicamente llevados por sus ambiciones o intereses políticos, económicos y familiares, sin importarles la probidad, capacidad y méritos de los designados.

A aquellos congresistas, el presidente Jaime Roldós los tildó de “patriarcas de la componenda”. Imperaban el toma y daca, el cálculo y sus mezquinos intereses. Entonces se pensó que era necesario despolitizar estas instituciones; pero como se ha dicho, el remedio fue peor que la enfermedad.

Los seleccionados para integrar el llamado Consejo de Participación Ciudadana y Control Social eran prácticamente designados por el Ejecutivo a través de unos concursos amañados y carentes de moral y probidad. Por esta vía, a manera de ejemplo, fue designado el ex contralor Pólit por unanimidad con una calificación de cien sobre cien.

¡Qué vergüenza!  Ecuatorianos, este individuo que ocupó la Contraloría durante 10 años, ahora es un prófugo más de la justicia en la recicladora de Miami.

Entonces, amables lectores, es necesario un baño de verdad: no son las instituciones las malas, sino los miembros que la integran.