El hecho se registró en el sector La Alborada de El Guabito, en Portoviejo, donde además de Manuel murieron otras dos personas.

Consuelo Pin, esposa de Manuel, recuerda este suceso con mucha nostalgia.

Acompañada de su hijo mayor y de uno de sus nietos, Consuelo señala que el día del accidente su esposo le había dicho que faltaba poco para terminar las adecuaciones de la vivienda y que haría una fiesta entre amigos y familiares para celebrar.

Sin embargo eso no sucedió.

Último almuerzo. El día en que Manuel murió electrocutado, llegó a almorzar como de costumbre y posterior a eso se acostó a dormir.

“Me dijo que lo despertara a la una de la tarde porque se tenía que ir pero no lo hice, quien lo fue a levantar fue mi nieto”, acotó Consuelo. La mujer de 53 años de edad agregó que antes de que Manuel regresara al trabajo le dio un beso a dos de sus nietos.

La tarde pasó y Consuelo siguió con la rutina del hogar hasta las 17h00, cuando le llegaron a decir que su esposo y dos amigos habían sufrido un accidente.

En ese momento ella no se preocupó tanto porque estaba confiada en que había sido algo leve y que se recuperaría, pero al llegar al hospital se percató de que algo no andaba bien. “Los familiares de las otras dos personas electrocutadas estaban llorando y yo trataba de darles ánimo hasta que sacaron sus cuerpos en camillas”, recuerda Consuelo.

Los minutos se hicieron eternos porque ella desconocía el estado de su esposo, hasta que de un momento a otro alcanzó a ver que los paramédicos trasladaban el cuerpo inerte de Manuel por los pasillos.

“Corrí a abrazarlo, pero solo alcancé a tocarle los dedos de los pies”, señaló.

Los restos de Manuel y de Leisberth Viteri Mendoza (amigo de la familia) fueron velados en la vivienda de Consuelo pese a que todavía no estaba remodelada por completo.  

El próximo 13 de abril Manuel cumplirá un año y medio de haber fallecido.

Según Consuelo, su esposo murió mientras movía un andamio, que habría hecho contacto con los cables de alta tensión.