Por un lado, este tipo de formación da más oportunidades a los profesionales locales, pues desarrolla sus destrezas y conocimientos en el ámbito científico, preparándolos de mejor manera para los desafíos de un mundo globalizado, tecnologizado e hiperinformado.

Por otra parte, la provincia alcanza mejores sitiales en el aspecto académico, lo cual es sinónimo de progreso y de enriquecimiento cultural y humano.

Así mismo, la apertura de espacios para las carreras de maestría y postgrado redunda en lo económico. Hoteles, restaurantes, transportistas y comerciantes, entre otros proveedores de bienes y servicios, ven aumentar la demanda y, con ello, la posibilidad de obtener más ingresos.

Es saludable que la universidad manabita avance en este sentido. Ya lo hizo la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, en Manta. También incursionaron en ello la Universidad Estatal del Sur de Manabí, en Jipijapa, y la Escuela Superior Politécnica Agropecuaria de Manabí, en Calceta. Ahora, la Universidad Técnica de Manabí tiene en su planificación la apertura de 33 maestrías, y la Universidad San Gregorio de Portoviejo prepara alianzas con otros centros superiores.

Los municipios deben ver en ello una oportunidad de fortalecimiento académico y cultural, pero también una posibilidad de mejorar el prestigio de las ciudades y brindar mejor servicio a los visitantes.