Ocurrió en la ciudadela Las Vegas, del barrio 20 de Mayo de Manta.

“Fue asesinada salvajemente. No sólo le asestaron 18 puñaladas, sino que le cortaron los senos. El responsable habría sido su pareja, en complicidad con otras personas”, manifestó Líder.

Él pide a la Fiscalía que reabra el caso de su hija, ya   que los tres sospechosos de su muerte fueron puestos en libertad a inicios de año, porque aparentemente no se les encontró responsabilidad.

“La chica  vivía con su abuela, por eso yo no conocía el tipo de amigos que tenía”, indicó.

El día  de su muerte Jamileth pidió permiso para ir a un sepelio de un amigo, pero nunca regresó

Lo que lamenta. A Líder le pesa  que su hija no se haya criado en un hogar estable y junto a él.

Esto porque estuvo preso por los incontables robos que cometía. 

“Para mí la cárcel era como un shopping, porque a los pocos días tenía la libertad. Pero jamás le quité la vida  a nadie, mucho menos a una inocente  y joven mujer como mi hija. Yo siempre respeté la vida, a pesar de tener enemigos”, expresó.

Aseguró que ya no roba y que desde el terremoto del 2016  su vida ha cambiado. 

Contó que ahora trabaja como ayudante en los negocios del mercadillo del barrio San Ignacio de Loyola, lo que le permite subsistir.

Santana tiene otros dos hijos, pero vive solo en una vivienda que le han dado para cuidar el lugar donde trabaja. 

Manifestó que no tiene dinero para un abogado que luche por el esclarecimiento de la muerte de su hija. Pero cree  que la Fiscalía, como ente de justicia, debe continuar con este caso.

“Su muerte no puede seguir impune. Si las personas que estuvieron detenidas por este caso no son culpables, que se busque a los responsables”, señaló Santana.

Nueve años antes de la muerte de la adolescente, su madre fue asesinada y arrojada a un río en Quinindé, Esmeraldas.