Esa es una decisión que deben asumir en conjunto las autoridades y los productores. De nada vale la emisión de ordenanzas si no existe el interés por invertir, como tampoco sirve que haya iniciativa por producir más sin el estímulo y el apoyo legal.

Según las estadísticas del Banco Central del Ecuador, el valor agregado bruto de Portoviejo es el décimo más alto del país. La capital manabita generó, en el año 2017, más de 1.511 millones de dólares, el 24,3 por ciento de la riqueza provincial. Sus principales fuentes de producción son la construcción, las comunicaciones, el comercio y la manufactura.

Todo esto, en un año difícil para la reactivación económica posterremoto, marcado por la falta de fuentes de crédito, especialmente para los pequeños comerciantes que fueron afectados por el trágico episodio del 16 de abril del 2016.

El adecuado impulso a la economía local puede llevar a superar esas cifras. El portovejense tiene tesón, iniciativa y ganas de salir adelante, a pesar de las dificultades que frecuentemente merman y desestimulan la producción.

Corresponderá a los próximos gobernantes del cantón establecer la ruta para incentivar la economía local, con la revisión de las reglas de juego y el trabajo conjunto con las organizaciones gremiales. Los resultados no serán inmediatos, pero hay que empezar dando los primeros pasos. Más que nada, se requiere consenso, voluntad y flexibilidad.