Las limitaciones en el acceso a las universidades están dadas por la capacidad física, de recursos humanos y por causas económicas. Cada estudiante representa un costo para el centro de estudios, por lo que siempre se debe fijar cupos para el ingreso, de acuerdo con el presupuesto.

Las limitaciones aumentaron con la decisión de establecer condiciones a las que se  llamó de excelencia, con las que miles de bachilleres vieron frustradas sus aspiraciones de continuar sus estudios en las universidades públicas.

En Ecuador, el 86 por ciento de quienes estudian una carrera universitaria lo hace en la modalidad presencial, es decir, acudiendo regularmente para recibir las clases directamente de los profesores. Un 9,6 por ciento lo hace en la modalidad virtual, o a distancia; y el resto tiene un régimen semipresencial.

La educación virtual es una opción para quienes por motivos de trabajo, limitaciones de movilización, ubicación geográfica o por cualquier otra causa no pueden asistir de manera regular a la universidad. Pero es, también, una opción conveniente porque puede llegar a ser un modo masivo y más económico de formación, siempre y cuando se apliquen estándares de evaluación, seguimiento y tutoría en todo el proceso. La tecnología puede ser, y así lo ha demostrado, un aliado excelente en este campo.

En buen momento, la Senescyt decidió, el año pasado, abrir la oferta virtual en las universidades públicas. Ahora, es necesario que fortalezca e impulse  este proyecto.