En Portoviejo son varias la entidades cuyos inmuebles están en esta condición, a poco más de un mes para cumplirse tres años del sismo de 7,8 grados que dejó una memoria de devastación y tragedia en Manabí.

Es inconcebible que, empezando por la Municipalidad, no se haya decidido la restitución de los edificios que, siendo propiedad del Estado, debieron estar asegurados, y que en su lugar haya estructuras resquebrajadas o terrenos vacíos que con la llegada de las lluvias se llenan de maleza.

¿Cuánto tiempo más habrá que esperar a que se lo haga? Es posible que las decisiones estén tomadas pero eso no significa que las obras se ejecuten y, si así ocurre, tampoco garantiza que se cumplan los plazos.

Mientras, el Estado debe desembolsar miles de dólares cada mes por concepto de arriendo, lo cual resulta poco entendible por los problemas económicos que enfrenta el sector fiscal.

Es una obligación de los representantes de las ciudades exigir que se reponga los edificios afectados por el evento sísmico. No pueden seguir en el olvido, reducidos a ruinas, mientras los ciudadanos ponen sus mejores esfuerzos por la reactivación. No pueden, ni deben, erigirse en el símbolo de un irrespeto institucional que debe eliminarse.