Con esto el Gobierno demuestra que ha recuperado su imagen ante el mundo financiero internacional, como consecuencia de haber tomado decisiones muy poco populares, pero necesarias, en los últimos meses, como el aumento del precio de los combustibles, la reducción de la burocracia y hasta el anuncio de la venta o entrega en concesión de empresas públicas ineficientes.

Se felicita al gobierno del presidente Lenín Moreno por estos avances y se lo anima a radicalizar el esfuerzo para que Ecuador siga bajando gastos innecesarios y focalizando subsidios. 

En matemáticas sencillas, pagar 6 % en lugar del 10 % al que se había llegado con los confusos créditos chinos, en un monto de 10.000 millones, representan un ahorro anual de 400 millones de dólares sólo en intereses. Esta cantidad llega a ser aproximadamente el 1,5 % del presupuesto anual del Estado.

Si el país continúa con esta línea, es probable que en los próximos meses logre tasas de crédito aún inferiores, quizás hasta al 4 % que otros países de la región tienen. Lo ideal sería sustituir toda la deuda cara por deuda barata. 

Los ecuatorianos deben estar atentos para que esta nueva oportunidad que se presenta sea aprovechada en beneficio de la población. Lo reprochable sería que en lugar de invertir bien estos nuevos recursos, sean malgastados o despilfarrados. ¡Que no se repita la historia del gobierno de Correa!