Actualizado hace: 931 días 14 horas 34 minutos
Portoviejo
Las lágrimas no han dejado de rodar

A Pilar Párraga Vélez sus amistades la tienen presente de forma permanente a pesar de haber muerto hace más de cinco años.

Jueves 21 Febrero 2019 | 11:00

 Un retrato grande, que dice “Te recordaremos por siempre Pilarika”, se exhibe en el comedor donde ella laboraba, y daba la mano en todo lo posible. El local se ubica en el sitio El Naranjo de la parroquia Simón Bolívar, colindante con Colón.

En la casa de sus padres también se muestra una serie de imágenes. Allí se han recogido momentos plenos de felicidad de Pilar Auxiliadora, ya que era una mujer a la que nunca le faltaba una sonrisa y era enemiga de los amargados.
“Todo era felicidad y armonía, pero con ella se fue todo eso”, es la reflexión que hace María Vélez, sobre la segunda de sus cuatro hijos. 
 
De celebración. Pilar Párraga murió el 22 de septiembre del 2013 en un accidente de tránsito registrado en la curva de El Naranjo, cuando junto a su novio regresaba a su vivienda luego de una fiesta familiar en El Limón. 
Karla, una de las hermanas de Pilar, expresó que en la noche anterior al percance se había realizado el bautizo de su hija, así que los parientes se organizaron para el agasajo. Estuvo tan agradable el ambiente, que muchos se amanecieron bailando y bebiendo.

Accidente. Tocó el momento de partir y Pilar se fue en el auto con su novio. 
Karla dijo que vivieron instantes únicos. Esa noche disfrutaron y gozaron al máximo. Era una especie de antesala, ya que dos días después una hija de Pilar estaría de cumpleaños, y lo más probable era que se volvieran a reunir.
Pero a eso de las 06h00, el vehículo no siguió la curva de la carretera (vía Portoviejo-Santa Ana) y se desvió a un costado. El auto primero golpeó contra un muro rompevelocidades y se impactó después contra un poste de tendido eléctrico. 
El accidente tuvo un saldo trágico: el fallecimiento de los enamorados. 
El dolor pudo ser mayor, pero Doña María, según dijo, al volver a su casa en la madrugada, se llevó consigo a una de las hijas de “Pilarika”. Sin querer salvó a la menor de resultar herida o algo peor. 
La muerte de la pareja tomó por sorpresa a quienes aún sentían los estragos de la fiesta. 
Los restos de Pilar fueron sepultados en el cementerio de la parroquia Colón.
“Era divertida, alegre y fiestera, pero cuando estaba seria y trabajando, entonces cambiaba un poco”, dijo María Vélez.
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