Y como es costumbre y comprensible, todos aquellos postulados a ser alcalde han expresado una serie de acciones que llevarían a cabo en beneficio del solar amado, si son favorecidos con el voto ciudadano.

Mas, en esta edición eleccionaria se ha presentado una irregularidad que mantiene aún en incógnita oficial las nóminas de los candidatos a las diferentes dignidades a elección popular, puesto que, a pesar de haberse iniciado el período de campaña, la Junta Electoral de Manabí no anuncia de manera pública las listas de intervinientes a las dignidades a votar.

Solo se conoce extraoficialmente las candidaturas que se han distribuido e informado a través de los medios de comunicación, lanzando nombres de los escogidos que probarán suerte pintando cuadros reformistas, progresistas, desarrollistas, con gran firmeza, que pareciera que el progreso de los portovejenses estaría asegurado.

Las linduras se las expresa, con tal convicción, que solo le basta al elector darles la oportunidad para que la luz se haga y se le diga adiós a la oscuridad.

Y las describen con gran facilidad que uno no se explica cómo es que los anteriores ocupantes de la silla de Menéndez (no de Pacheco, según Horacio Hidrovo Peñaherrera) no lograron hacerlo. 

En verdad, para quienes tenemos la suerte de que la vida todavía nos permite hacer revisión de la historia, lo que sucede solo es una repetición de un enquistado hacer político, repetitivo: iguales discursos, promesas, cambios de camisetas, abandono de ellas, narcisismos, desesperación por figurar para luego ser tomado en cuenta, ejercicio para ser político, subidas y bajadas de camioneta, histrionismos, vulgaridades, frenetismo, y gran soberbia de quienes se creen privilegiados para emular a Nerón, Hitler, Saddam Hussein y otros, como aquellos que tratan de imponer no solo su estilo de gobierno, sino reestructurar la ciudad y la vida del pueblo, al gusto y placer del encaramado en el poder.

Pero también se encuentra el sentimiento real, prendado de patriotismo, civismo, entrega consciente al trabajo por el desarrollo y adelanto de las comunidades, con una fórmula de trabajo no sustentada exclusivamente a la dependencia partidista, generada de la confianza propia, ciudadana, anclada a la creencia de la fuerza local y provincial, basada en el diálogo, acompañamiento y explotación de sus recursos naturales y humanos, para, en común esfuerzo, lograr entendimientos que logren las transformaciones que se requieren.

Y esos son a los que se debe buscar en las papeletas en el momento de votar. Hay que ser responsable para no botar el voto.