En el concepto racional, las designaciones se apegan a lo específico de las cosas prácticas. Corren y se elevan paralelamente a los méritos. Este es un principio lógico. A un zapatero no le podemos encomendar que arregle relojes. En teoría, las designaciones deben estar orientadas por La Capacidad la Virtud y el Talento. Pero esto es teoría.
Donde generalmente siempre es aplicado el principio, es en el área de la enseñanza y de la ciencia. Lo específico y la maestría limitan a los audaces y farsantes. En donde estos últimos juegan libremente como peces en el agua es en las designaciones que tienen que ver con las representaciones políticas, donde tienen mucha fuerza las ambiciones personales. Por lo que las designaciones en el área política tienen la complejidad azarosa de la buena o mala suerte. Digo esto porque cada vez que elegimos o designamos a alguien para una función con el optimismo y el entusiasmo de que nos va a representar con dignidad, capacidad y honestidad; en el transcurso de su accionar y finalmente en los resultados quedamos expuestos al agrio sabor de la equivocación.
Concluyo que en el medio político nuestro hay que ser clarividente para acertar en las designaciones.
Como para nuestro equilibrio emocional las excepciones existen; me voy a referir a una de ellas:
A propósito de las Juntas Electorales de las 24 provincias del país, posesionadas por el Consejo Nacional Electoral. La nuestra con singular acierto ha designado como su Presidente a la Señora Abogada Paola Morales Verduga, de quien conozco sus buenos atributos personales de honestidad y respeto a la ley, sumado a ellos su gran responsabilidad para ejercer la función encomendada.
Siendo su designación un acierto justo y valedero, me preocupan los avatares que tiene que sortear su integridad en una función acosada por los afanes políticos del medio, donde la limpieza y buena conducta no prevalecen. La preocupación se transforma en temor si sus afanes de llevar correctamente una misión para bien del proceso electoral que enorgullezca a Manabí sean perturbados por intereses mezquinos de las ambiciones humanas muy propias de nuestro medio político.
Este comentario pretende ser un llamado al buen comportamiento de los actores políticos y sus grupos, para lograr por esta vez respetabilidad y reconocimiento en esta parte de la historia política de la provincia.
Probablemente con la designación de Paola Morales Verduga; estemos ante una Diana Salazar, aquella fiscal de encumbrados méritos por su rectitud inquebrantable que surja también aquí donde tanto la necesitamos. Imparcial, honesta y apegada con obstinación a la ley.
Es posible que salgan comentarios domésticos y mezquinos que obedecen a habilidades de la política del medio y los complejos propios de algunos ciudadanos. Pero al final del proceso electoral con los resultados obtenidos se podrá contar y juzgar la labor de la Junta y de sus actores. Aquellos elementos sin buenos principios éticos, seguramente les importará un bledo. Mantengamos la esperanza de que por esta vez todo sea limpio y claro.
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