Actualizado hace: 931 días 13 horas 34 minutos
Karen Stephany Estrella Lucas
Sexo y estrés en el siglo XXI

Actualmente vivimos en una época digitalizada y acelerada, donde tomar un descanso es prácticamente misión imposible, entre el trabajo, casa, estudios, proyectos, tráfico, los viajes, trámites y todo lo demás, la sobrecarga de actividades sin un respiro apropiado puede derivar en un fenómeno conocido como estrés. La sobrecarga o su presencia en períodos largos conducen a tensiones y enfermedades que afectan el desenvolvimiento de la persona, pero ¿Cómo afecta el estrés en la sexualidad de la población del siglo XXI?

Miércoles 13 Febrero 2019 | 04:00

Según varios estudios, tanto en la mujer como en el hombre la presencia de estrés puede causar deficiencias en la sexualidad, así como  amenorrea (pérdida de menstruación), vaginismo (acto sexual doloroso), eyaculación precoz (eyaculación prematura, sin control), excitación sexual inhibida (dificultad para experimentar sensaciones subjetivas de la excitación), disfunción eréctil (dificultad para conseguir o mantener una erección), anorgasmia (ausencia de orgasmos), depresión posparto (trastorno del estado de ánimo después del parto), entre otros.
Se sabe que la sexualidad comprende una diversidad de elementos, entre ellos el sexo como acto, es importante encontrar un tiempo para poner en práctica nuestras habilidades eróticas y el cuerpo en vínculo con otras personas, la expresión de pasión y afecto por medio del cuerpo, de las palabras, conjunción de nuestros deseos y de nuestra pareja.
En frecuentes ocasiones nuestra vida sexual se ve afectada por un sinnúmero de elementos, entre ellos estrés de la época, teniendo como efecto negativo la escasa actividad sexual, lo cual repercute notablemente en todos los ámbitos de nuestra vida. Según varios estudios, mantener una actividad sexual activa tiene beneficios importantes, por el contrario, la falta de ésta, tiene consecuencias notables en relación a lo mencionado. 
El Dr. Eusebio Rubio Aurioles en sus aportes cita a Robinson y Smith, quienes destacan las ventajas de la actividad sexual en diez puntos: Ayuda a mantener eficiente el sistema inmunológico, incrementa el deseo sexual, mejora el control de la vejiga en las mujeres, baja la presión arterial, cuenta como minutos de ejercicio, baja el riesgo de infarto de miocardio, disminuye el dolor, disminuye el riesgo de cáncer de próstata, mejora el sueño, hace más fácil controlar el estrés.
El cuidado de la salud sexual es mucho más que tener la información adecuada, es reconocer que sexualidad es más que sexo, y que el sexo (como vínculo con otras personas) es un elemento importante de la sexualidad. No es el único, pero sí sumamente relevante, es una forma de comunicarse, de sentir placer y brindarlo, es una práctica que inicia con el erotismo, miradas, sonrisas, besos, caricias, con una palabra, un gesto. Es más que un asunto genital, es comunicación, placer, afectividad y lo más importante; es parte de nuestro desarrollo como sujetos. 
La actividad sexual es otra forma de expresión que transciende lo genital, implica el erotismo, es descubrirnos y disfrutarnos, con beneficios importantes, es así que en el proyecto de vida que tengamos debe incluirse nuestra sexualidad como parte integral de la salud.
 
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