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Portoviejo
Despertó desnudo y sin su vehículo

Desde que fue atacado por las “dulces sueños”, a José I. no le quedaron ganas de pasear ni beber con personas extrañas.

Miércoles 16 Enero 2019 | 11:00

 A sus 30 años de edad pensó que lo había vivido todo, y por eso se confió cuando le presentaron a varias chicas que bebían solas en un bar de la avenida Manabí, hace un par de años.

Era un viernes común y cualquiera, y las ganas de pasar un buen momento, según dijo, pudieron más que su razón.
Una de sus reglas de vida fue no compartir con desconocidos, pero esa noche permitió que su intuición aflorara, especialmente porque las chicas dijeron desconocer la ciudad y buscaban un guía.
“Pepe”, entonces, se lanzó a la aventura y salió mal parado.
Atractivas. Eran dos rubias preciosas, cuya cabellera resaltaba de lejos. Alrededor de las 21h00 salió de su casa, localizada en el sector de la avenida Reales Tamarindos.
Fue a buscar a su mejor amigo, pero ya había salido con otros conocidos. Al menos eso le dijo la cónyuge.
“Pepe”, como le dicen a los José, no se quedó con la pica y al igual que en otras ocasiones, acudió a un bar en busca de bebidas alcohólicas.
Tras “abastecerse”, siguió dando vueltas por las calles más movidas de la capital provincial.
Caida. A las rubias ya las había visto un par de ocasiones esa noche, así que buscó el momento para provocar el diálogo.
Ana y Gabriela, dijeron que se llamaban, de 23 y 25 años, respectivamente. Llegaron de Guayaquil para visitar a unos primos, quienes esa noche las dejaron “colgadas”.
Primero las invitó a un par de copas, seguido por botellas de cerveza, hasta extender la invitación a dar vueltas por la ciudad en su  automóvil que aún olía a nuevo.
“Pepe”, ya en confianza, las llevó a un bar donde bailar y beber. Para la medianoche ya se imaginaba en otra situación con las dos mujeres. 
La noche se le fue en un abrir y cerrar de ojos, ya que el calor del sol lo obligó a despertar en el sector de las canteras de Picoazá.
Apenas podía abrir los ojos, le dolía mucho la cabeza. Personas que iban a La Sequita lo reportaron muerto, pero los policías que acudieron a la novedad lo encontraron aún con vida, pidiendo ayuda a organismos de socorro.
Los bomberos lo llevaron a un hospital público. De las chicas de esa noche sólo recuerda el color de su cabello. 
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