A boca llena se afirma que hay que achicar el Estado, que tenemos un Estado obeso, eso debe corregirse con firmeza y prudencia, pero también hay que ponerle coto a los “diezmos” que se han cobrado y que por desgracia se siguen cobrando en las instituciones públicas, y a eso se llama colaboración voluntaria, propina, cuando en realidad son coimas y extorsión.

Hay que ir más adelante, la mayor contribución que paga el pueblo ecuatoriano, los de arriba y los de abajo, es la “comisión” que cobra tramitón el invisible en algunas instituciones del Estado. Y como “tramitón el invisible” es hombre influyente, se desenvuelve muy bien, por desgracia, con algunos operadores de Justicia, y se maneja mejor cuando en nombre del amiguismo recibe indebidamente jugosas aportaciones que luego se pierden aquí y allá.

El diario El Comercio en la edición de viernes 04 de enero del 2019 titula: “Auditoría de la ONU ratifica sobreprecio en 5 proyectos”. Y luego agrega: “Las refinerías Esmeraldas y del Pacífico, el poliducto Pascuales- Cuenca, la terminal Monteverde y la planta de gas de Bajo Alto costaron 50 % más, según la auditoría de la ONU, presentada ayer por el Presidente”.

Si el sobreprecio es más de 50 %, a dónde fue a parar ese dinero?.

El señor Presidente de la República, Lenín Moreno, afirma que presentará denuncia ante la Fiscalía y Contraloría. En buena hora. Se esperan resultados.

Pero el señor Presidente y sus colaboradores inmediatos también deben examinar que acá en Manabí hay operadores de Justicia, fiscales y jueces que siguen donando Justicia por amiguismos y razones inexplicables. Que el dinero que debía invertirse para la reconstrucción del terremoto no se invirtió con absoluta responsabilidad, y que en algunos GAD todavía sigue el desorden donde opera tramitón.

Todos los organismos de control, todos los que ejercen los poderes públicos y poderes fácticos tienen que actuar con absoluta honestidad, si eso no se hace, los de a pie, los más débiles seguirán llenándose de rencor. Queremos operadores de Justicia independientes pero que al mismo tiempo sean insobornables. Queremos administradores de los dineros públicos que puedan transitar por las calles sin temor. Reclamar con frontalidad, sin venganza. Solo si predicamos con el ejemplo habrá bienestar y paz en la República.