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Nuestro afán depredador
Nuestro afán depredador
Por: Bernardo Avellán Vélez
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Lunes 14 Enero 2019 | 04:00

Cada día, la Tierra se va depredando a mayor escala por efecto directo del impacto ambiental causado por el hombre y este no toma conciencia de su realidad planetaria.

Gea entre los griegos o Pachamama entre los pueblos indígenas americanos, la madre Tierra vive tiempos sombríos en el aspecto ambiental. Para nuestro mundo y su entorno natural las condiciones ambientales adversas lo colocan en un estado ecológico deprimente e incómodo, que puede llegar a transformarse para su propia humanidad en una onda expansiva de autodestrucción humana.
El tiempo que vivimos, es apremiante para tomar conciencia ecológica y comprender en lo más profundo de nuestro ser, que el inmejorable patrimonio natural que tenemos, está amenazado constantemente por el irracional acoso del hombre en su afán de progreso y desarrollo tecnológico. Hoy en día, estar atentos a la fragilidad cósmica-planetaria, es una actitud de vida o muerte.
La Tierra y su preciosa carga de vida, pueden estar irreparablemente en peligro de ser destruidas y sus recursos irremediablemente consumidos en un corto tiempo, si antes no hacemos algo para evitarlo.
Ser juiciosos y prudentes a la hora de explotar los recursos naturales limitados, nos garantiza un tiempo extra para disfrutar de las bondades terrenales. Es de sabios, percibir que, en un tiempo cercano, podríamos quedar sin aire que respirar, agua que mitigue la sed, suelo fértil para producir alimentos, árboles y animales que nos den sombra y compañía.
Cada morador de la Tierra, debe tomar conciencia ecológica del momento actual, asumiendo el roll de guardianes ecológicos, racionalizando sus recursos, consumiendo lo indispensable para vivir, gastando menos energía de la demandada, para atenuar el impacto ambiental que se nos aproxima y su espantosa secuela de destrucción.
Por lo tanto, exhortamos la cooperación de todos quienes habitamos la aldea global, custodiando el planeta y su entorno, no permitiendo que la polución ambiental causada por nuestra precipitada forma de vivir nos auto destruya, actitud irresponsable, que nos criticarán las futuras generaciones.
La humanidad ha tenido que llegar al borde de la insensatez y la destrucción de su entorno, para empezar a comprender que de nada sirve todo el confort y dinero del mundo, si no tendremos un mundo donde disfrutarlo.
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