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Con principio de autoridad (II)
Con principio de autoridad (II)
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 13 Enero 2019 | 11:00

Falencias como la demagogia, la mentira, el incumplimiento, incompetencia o desinterés, características frecuentes de los gobiernos, a menudo afectan la credibilidad de entidades dependientes de sus acciones o decisiones.

Anunciada para iniciar sus labores a partir del primer día del año en curso, la flamante agencia de tránsito municipal, cuya presencia en la regulación y control de tránsito vehicular y peatonal en las zonas urbanas del cantón Portoviejo marcará la mayoría de edad de Portovial, no puede aún concretar su debut por la ausencia de la certificación legal que debe emitir la Comisión de Tránsito de Ecuador o la entidad correspondiente.
Los agentes están listos luego de un período adecuado de preparación, capacitación e inducción de los principios y valores a resaltar durante el ejercicio de sus labores, lo que llevó algunos meses.
Así lo anunció Gustavito, el duro de Portovial, quien traza cuadros y más cuadros sobre la estrategia a aplicar para enfrentar la tremenda responsabilidad de lidiar contra los vicios arraigados, a través de los años, en los conductores de los diferentes vehículos que circulan dentro del cantón.
Con esta demora la expectación se prolonga, así como los tradicionales males como el irrespeto, la indisciplina y la generalizada corrupción, generados por la irresponsabilidad oficial, que unida a la política del facilísimo dan una amalgama peligrosa, difícil despegar.
En anterior comentario manifesté mis reservas en cuanto a un inmediato cambio de actitud ciudadana a la manera de conducir sus vehículos con la sola presencia de los nuevos agentes municipales de tránsito, pero así mismo que aquello sería posible de acuerdo al comportamiento de los agentes.
Y es precisamente en esto que se basa la expectativa, puesto que se previene una simbiosis de actitudes, deberes y derechos, cuyas pautas serán marcadas por la ley, la educación vial y la cultura existentes.
La primera está dada y solo hay que observarla; la segunda se entiende que existe porque los conductores debieron haberla demostrado para obtener su credencial; la tercera lamentablemente está subordinada a la costumbre, que es la que impera por fuerza de la ausencia de autoridad práctica  y efectiva, porque la cultura formada es la que destaca en las calles y carreteras.
Como tronco viejo virado es difícil de enderezar por el riesgo de que se quiebre, los principiantes agentes participantes en esta difícil misión deberán estar conscientes de la estrategia a emplear para recobrar la seguridad vial en el cantón, mostrando respeto a la vez que autoridad cuando tengan que imponerla. Para eso están.
Y claro, Gustavito, habrá que insistir en las campañas educativas y de formación de conciencia ciudadana para colaborar con la imposición del orden en el tránsito, pues en esta prueba todos vamos a ser evaluados. 
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