Actualizado hace: 937 días 11 horas 47 minutos
Portoviejo
Se robaba para consumir droga

De su vivienda desaparecían planchas, ropa, dinero, y hasta los cilindros de gas. Él mismo se robaba para comprar droga.

Viernes 11 Enero 2019 | 11:00

 Esta es la historia de “Jorge”, nombre protegido, quien actualmente tiene 40 años de edad, pero 10 de ellos se los dedicó a las drogas.

Señaló que los 16 años de edad se dedicó a trabajar en una mecánica, donde ganaba muy bien.
“Compré televisor, cama, plancha, cocina y varios enseres para mi casa, porque pensaba algún día tener mi propio hogar”, explicó.
Contó que cuando tenía 20 años de edad se había enamorado de una mujer, la cual lo traicionó con otro hombre y eso lo motivó primero a consumir licor y luego, cuando estaba borracho, consumía marihuana o cocaína.
Robó. Jorge dijo que por el consumo de drogas perdió su trabajo y cuando ya no tenía dinero comenzó a robarse las cosas que él mismo había adquirido para venderlas y comprar droga.
“Yo vivía con mi mamá y ella no sabía nada de mis adicciones a las drogas, cuando se desaparecían las cosas de la casa mi mamá culpaba hasta a los vecinos, pero nunca pensaba que era yo”, dijo.
A los 26 años se comprometió con una mujer que conoció en la playa, por el amor que sentía a ella comenzó la batalla para dejar la droga, pero se le hacía muy difícil.
A los 27 tuvo su primera hija y dos años después la segunda.
El amor a sus hijas y el refugio en una iglesia evangélica fue el principio del cambio que necesitaba en su vida.
“No tuve necesidad de ir a una clínica, solo fueron las ganas propias para dejar ese vicio las que me sacaron de ese hueco en que estuve durante 10 años. 
Atrapado. Alfredo, nombre protegido, de 34 años de edad, lleva 20 años consumiendo drogas.
Él también tiene dos hijas, igual que “Jorge”, sin embargo sigue atrapado en el mundo de las drogas.
Alfredo comenzó a consumir a los 14 años de edad en su barrio, con un grupo de jóvenes de su edad.
Manifestó que han existido muchas personas que le han ofrecido ayuda para que él salga del vicio, pero no ha querido recibirla.
Recuerda que una vez su papá lo metió en una clínica de rehabilitación, pero a las dos semanas se escapó.
“No sé si algún día dejaré las drogas”, dijo.
Su esposa y dos niñas, de 8 y 5 años, aún vive con él.

 

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