Si bien, en una segunda explicación de los principales del Comité de Reconstrucción, parece que se aclara, o se retrocede en este tema, es preciso que la comunidad y sus representantes se mantengan pendientes ante algo que no tiene justificación.

La primera pregunta que surge es si la reconstrucción y la reactivación pueden manejarse como dos asuntos independientes o si son parte de un todo. 

Se puede interpretar que la Ley Solidaria plantea que ambos conceptos son parte de un todo, ya que su artículo uno dice: “por objeto la recaudación de contribuciones solidarias con el propósito de permitir la planificación, construcción y reconstrucción de la infraestructura pública y privada, así como la reactivación productiva”.

De ser así no cabría dividir la gestión en dos o más etapas. 

Algún día esta durísima parte de nuestra historia tiene que ser cerrada. Pero para hacerlo lo conveniente es que desde ahora se plantee cuáles metas de la reconstrucción y la reactivación deben cumplirse como condición previa. Son metas que tienen que ver con las obras y la actividad económica, mas no con el tiempo transcurrido o la cantidad de dinero recibido o invertido. 

En términos generales no debe darse el paso mientras existan cientos de personas esperando casas, hospitales en construcción y no contratados, edificios públicos sin levantarse, obras de infraestructura como aceras, vías y servicios básicos sin reconstruirse, negocios afectados sin acceso a asistencia financiera.