Era una crisis anunciada, por las circunstancias que ha estado viviendo el país, por más que se luchara por mantener los niveles de costos que significa cumplir con todas las obligaciones que corresponden al gobierno y sus numerosas dependencias, así como las emergencias que día a día ocurren, y asumir con patriotismo efectivo el pago al Seguro Social, que arbitrariamente el correismo arrebató, poniendo en peligro el derecho sagrado de fondos que corresponden legítimamente a miles de afiliados, entre ellos, ancianos y jubilados que no tienen ningún otra fuente de ingreso, como queda señalado.