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Lorena Rodríguez “Veía morir a mis hermanos por la diabetes”

La diabetes es una de las principales causas de muerte en el país. Hay familias enteras que la padecen y sus integrantes fallecen debido a la enfermedad.

Domingo 30 Diciembre 2018 | 11:00

“Hace poco me cortaron el dedo. Luego se me taparon las venas, me dio gangrena, pensé que iba a perder la pierna”.
Lorena levanta su vestido y muestra su pierna derecha: hay cicatrices, marcas, cortes. 
“Es triste”, dice y llora. “Es duro; esta enfermedad no se la deseo a nadie, es una enfermedad triste, solitaria, depresiva”, expresa.
Lorena Rodríguez tiene 48 años y padece de diabetes desde hace 12 años. Tiene tipo dos, la que dicen es más agresiva. Esa que te daña los riñones, empalidece la piel, te deja ciego, hace que te corten las piernas, los dedos. 
En realidad, cualquier tipo de diabetes hace eso, pero la tipo dos lo hace más rápido y no acepta descuidos.  
“Mi papá murió de diabetes, y cinco hermanos por parte de padre también”, cuenta Lorena, con el rostro triste, amarillo, labios pálidos.  
“Yo era la menor de todos. Hija de otro matrimonio. Veía morir a mis hermanos años tras año. Era pequeña cuando empecé a verlos morir, luego fui adolescente y seguían muriendo, después joven y adulta y morían flacos, con las piernas cortadas, sin dedos en los pies”, narra.   
Los médicos dicen que la diabetes no es hereditaria, lo que se trasmite genéticamente es la predisposición a sufrirla. Es decir, los genes, por sí solos, no son capaces de activar la enfermedad; solo se manifestará si, aparte de ellos, existen otros factores externos, como una mala alimentación o un estilo de vida sedentario.
Eso de la alimentación sana es difícil para Lorena. 
Su hijo de 19 años trabaja, pero no le alcanza el dinero para cubrir la enfermedad. 
Cada mes gasta unos 300 dólares. Y eso que no lleva una dieta tan saludable como le recomendaron los doctores. No hay dinero para eso. “Comemos hasta donde alcance, un sueldo básico no es mucho. Porque, a más de la diabetes, tengo anemia y un problema en los ovarios, y eso es otro gasto”, expresa. 
El hijo de Lorena fue abanderado en el colegio, pero no pudo seguir estudiando en la universidad porque debió buscar trabajo. Y eso le pesa a Lorena, porque depende mucho de él. Cuando la hospitalizan él está allí; aquello ocurre dos o tres veces al año. La última vez estuvo cuatro meses en la cama de un hospital. 
Lorena muestra recetas, pastillas, remedios, sobres, inyecciones, más recetas que medicamentos. Todo eso es lo que hace que su cuerpo aguante. Si no los toma, puede morir o le dan unos calambres terribles que hacen torcer sus dedos del dolor. Y ella grita sola en casa, pero también ora, dobla rodillas, dice. Ahora va a las novenas, pide por su enfermedad. Esa que no se la desea ni a su peor enemigo. Esa que se le llevó a cinco hermanos. 
>Costos de tratamiento. El tratamiento anual para una persona con diabetes avanzada puede costar 25 mil dólares al año, según un estudio realizado por  la Organización Panamericana de la Salud (OPS). 
Pero un diagnóstico a tiempo con su respectivo tratamiento y la prevención tendría un costo anual de 800 dólares. 
Es decir, 24 veces menos de lo que representan los cuidados para una persona diabética que desarrolla, por ejemplo, una insuficiencia renal o sufre una amputación.
La diabetes es una enfermedad silenciosa generada por el exceso de glucosa en la sangre. Son tres tipos: la gestacional, la tipo 1 o infantil, y la 2 o relacionada con la herencia, la alimentación y el sedentarismo. 
La diabetes fue la segunda causa de mortalidad en mujeres y la tercera en hombres en Ecuador entre 2016 y 2017, según datos del Instituto de Estadística y Censos (INEC). 
Daniel Mero, diabetólogo, dice que hay factores que desencadenan la diabetes  como la obesidad, sedentarismo o mala alimentación. “La enfermedad se puede  corregir atacando el factor. Tengo un paciente que era sedentario y solucionamos eso, ahora solo toma una medicina de control, no de diabéticos”, expresa. 
La diabetes ocurre principalmente en adultos, cuando el organismo se vuelve resistente a la insulina -la hormona que produce el páncreas y que ayuda a nivelar los niveles de glucosa en la sangre- o no puede producir suficiente insulina.  
El asunto, según el médico, es que hay diabetes mal tratadas que llevan a problemas más graves e irreversibles.
>Tres hermanos. Paula Mero, por ejemplo, perdió a tres de sus ocho hermanos debido a la diabetes.  Todos murieron a los 40 o 45 años. Tenían insuficiencia renal y a uno le cortaron las piernas. Otras dos hermanas también padecen la enfermedad.  
La esperanza de vida de una persona diabética es de 58 años, unos 12 años menos que una persona normal. Eso depende de los cuidados que tenga.  
“Yo ya perdí la visión en el ojo derecho, por ejemplo, y recibo diálisis porque los riñones dejaron de funcionarme hace diez años”, dice, sentada en los exteriores de la clínica de diálisis de Montecristi. 
Allí se atienden unas 28 personas; el 90 por ciento son diabéticos.
Paula acude tres veces por semana. Un carro la recoge en su casa y la lleva a la clínica, luego regresa por ella para llevársela nuevamente.    
Paula padece de diabetes tipo dos. Dice que primero le daban pastillas, pero con los años ya no le hacían efecto y empezaron a darle insulina. De eso ya han pasado 20 años. Después vino la insuficiencia renal, y una úlcera gástrica debido a los medicamentos que toma; también tiene anemia. La diabetes la ha golpeado mucho. “Mis otras dos hermanas están enteritas, no les han cortado, ven hasta sin lentes”, cuenta Paula, de voz baja, ojos tristes, resignada a lo que le ha tocado vivir.  
La principal causa de muerte en diabéticos es el problema cardiovascular o el infarto al miocardio.
Le siguen las complicaciones de los pequeños vasos sanguíneos por la elevación de la glucosa, lo que provoca problemas en la visión. 
Hasta junio de este año, el Ministerio de Salud registró 34 mil 597 atenciones nuevas de este diagnóstico. El 98,18 % de ellas son del tipo 2.
En Ecuador entre el 7,1 y el 7,8 % de ecuatorianos vive con diabetes. Si se compara con la población actual, que según el INEC es de 17,1 millones de ecuatorianos, 1,3 millones de personas tendrían diabetes. 
Rosa Delgado no padece de diabetes, pero tres de sus tíos sí la tuvieron. Ellos ya fallecieron, al igual que sus dos abuelos maternos que tenían la enfermedad. “Estaban jóvenes aún. Mi abuelo tenía 63 años cuando murió; mis tíos no pasaban de 45”, señala. 
Ella tiene tres hijos, y da gracias a Dios porque ninguno tiene la enfermedad. Ya les hizo las pruebas y, según los médicos, están bien. Rosa espera que así sea. La diabetes ya le ha quitado mucho.
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