Actualizado hace: 930 días 19 horas 34 minutos
Galo Ernesto Grijalva May
Los equipos de rescates nacionales

Miércoles 12 Diciembre 2018 | 04:00

Una de las enseñanzas que nos dejó el terremoto del 16 de abril del 2016 es que, en efecto, somos un país vulnerable ante eventos sísmicos, sobre todo en el litoral, el cual, según el mapa de peligrosidad sísmica de Ecuador contenido en la Norma Ecuatoriana de la Construcción (NEC), presenta un nivel “muy alto” de riesgo sísmico. Este preámbulo nos lleva a la conclusión de que, en Portoviejo (entre otras ciudades), es muy probable la recurrencia de sismos catastróficos, que pudieran generar la pérdida de vidas y destrucción de bienes.

Frente a esto, el actual Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias ha venido llevando a cabo un enérgico proceso de acreditación de equipos nacionales de búsqueda y rescate urbano con especialidad en estructuras colapsadas (USAR), para lo cual se ha tomado como base de este proceso a los lineamientos emitidos por la INSARAG-ONU, la cual funge como organismo rector en la metodología de búsqueda y rescate internacional.
El 22 de noviembre del 2018 fueron acreditados como equipos USAR a nivel nacional, en Cuenca, la Cruz Roja del Guayas, la Fuerza de tarea de El Oro, el Cuerpo de Bomberos de Manta y el Cuerpo de Bomberos de Portoviejo. En la actualidad, el país cuenta con ocho equipos acreditados, entre los que figuran, además, Bomberos Quito, Guayaquil y Cuenca y la Comisión de Tránsito del Ecuador. El proceso ha sido arduo, complejo, y estricto, en donde cada uno de los rescatistas aspirantes a ser acreditados tuvo que cumplir con una serie de cursos, como sistema de comando de incidentes, búsqueda y rescate en estructuras colapsadas, atención prehospitalaria avanzada, materiales peligrosos, manejo de cuerdas, así como entrenamientos, movilizaciones y simulacros constantes. La institución bomberil, además de ello, tuvo que adquirir el equipamiento técnico necesario para poder efectuar las labores de rescate.
Ahora bien, un punto de coyuntura que “salta a la vista” de manera casi inevitable, es la poca o nula intervención del Estado en el fortalecimiento de las capacidades de respuesta de los equipos locales de rescate. Lo trágico es que a sabiendas de que somos propensos a ser afectados por los terremotos, no se estén tomando cartas en el asunto, refiriéndome puntualmente al apoyo y equipamiento técnico de la parte operativa. Si bien algunos equipos cuentan con total autonomía y recursos suficientes, como Quito, Guayaquil y Cuenca, existen organismos que no pueden “despegar” por la falta de recursos.
Esto, a su vez, ha generado preocupación en determinados poblados de nuestro país, al saber que no cuentan con equipos locales preparados para responder ante los colapsos estructurales, que, dicho sea de paso, ya no deberían “tomarnos por sorpresa” como el anterior terremoto.
 
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