En Manabí, la agricultura y la ganadería producen más de 361 millones de dólares cada año, según los informes del Banco Central correspondientes al año 2016. En números reales, 6 de cada 100 dólares de la economía provincial son generados por estas dos actividades productivas.

Sin embargo, en épocas de crisis, ocasionadas, sobre todo, por la falta de agua durante la estación seca, los productores parecen abandonados a su suerte. Los cultivos se secan y el ganado muere de inanición. A veces, los paliativos llegan tarde, cuando ya los agricultores y ganaderos enfrentan pérdidas considerables.

Sobre todo en Manabí, cuyos ríos no reciben caudal de los deshielos, se requiere agua suficiente para mantener la producción. El Plan Integral de Desarrollo de los Recursos Hídricos de la Provincia de Manabí contempla una serie de obras por las que se aguarda durante décadas. Sería una de las soluciones al déficit de agua que, de manera provisional, se intenta aliviar con albarradas.

El sector campesino requiere, también, capacitación técnica, opciones de comercialización, estímulos para incursionar en la agroindustria, créditos convenientes, control eficiente de enfermedades, entre otros incentivos. Con esto se controlará, de alguna forma, la migración a las ciudades que acarrea más pobreza y resta espacios a la producción.

Si las cosas se mantienen como están, de nada servirán los esfuerzos de ganaderos y agricultores por desarrollarse y contribuir a la riqueza del país. La agropecuaria podría terminar siendo solamente una actividad de sustento.