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Portoviejo
Comida e historias en el comedor

Cada día, cuando el sol está en su máximo esplendor y puede derretir hasta los sentimientos, los comensales empiezan a llegar.

Lunes 10 Diciembre 2018 | 11:00

 Arriban de todos los sectores de Portoviejo, empujados por el hambre o por la deliciosa oportunidad de lograr atención a sus discursos e historias del pasado.

Las personas de la tercera edad ingresan hasta el comedor comunitario Ecuador Solórzano, ubicado en las calles Córdova y Sucre, en pleno centro de Portoviejo.
Allí obtienen almuerzos nutritivos a un dólar, mientras que los niños cancelan 50 centavos.
Omar Lozano es de la ciudadela Los Tamarindos. Toma un bus que lo deja muy cerca y en el lugar comparte con personas de edades similares con quienes habla de fútbol, de las dolencias, de la política y más.
“La pasamos muy bien, yo soy barcelonista y de Liga de Portoviejo y aquí nos bromeamos”, menciona.
Doña María Soledad Cedeño indica que siempre procura llegar un poco más temprano para aprovechar y contar sus experiencias a los menores.
Asegura que en otros tiempos su familia fue una de las más pudientes de la ciudad, la mesa de comer tenía 16 puestos y se  servía en utensilios de plata; sin embargo, a medida que se fueron reduciendo los ingresos pasó lo mismo con las sillas, y ahora ya, con menos parientes vivos, es mejor llegar al comedor comunitario y así no ensucia los tenedores que tienen grabados los nombres de sus padres y sus hermanos.
“Aquí es bueno y nos cuidan la salud”, menciona mostrando los buenos modales que adquirió con los profesores particulares que un día tuvo.
Egda Rodríguez añade que una vez a la semana juegan bingo, entonces, dice, se pueden ganar premios, además que eso las mantiene muy activas y se distraen toda la mañana.
Añade que la fiesta de Navidad cada año es lo mejor.
 
AYUDA. Quienes hacen posible estas alegrías de los ancianos son las integrantes de  la Fundación de Damas Protectoras del Adulto Mayor, una entidad creada hace más de 35 años precisamente para dar asistencia a este sector de la sociedad, asegura Violeta Román de Ceballos, presidenta.
Explica que antes daban ayuda en el asilo Guillermina Loor de Moreno pero luego, debido a nuevas disposiciones, ya no fue necesario ayudar allá y entonces decidieron continuar con la solidaridad, pero en su propio local.
Recuerda que durante un buen tiempo sirvieron con la comida al reconocido educador Ecuador Solórzano, un hombre de finos modales, pianista e historiador, quien no tuvo descendientes y al morir dejó heredado su predio para que la solidaridad continúe. Por eso el comedor lleva su nombre y en el centro hay un inmenso retrato suyo.
La presidenta asevera que el almuerzo, que debe ser nutritivo y balanceado, con poca grasa, azúcar o carbohidratos, tiene vitaminas y proteínas.
Menciona que actualmente atienden a 80 personas al día, sobre todo adultos mayores. 
Indica que el servicio es abierto para las personas de todas las condiciones sociales o económicas.
“Aquí todos somos iguales y todos pueden llegar, sobre todo para compartir y recordar historias del romántico Portoviejo”, dice.
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