“Yo no le hice caso a mi mamá y por hacerles una broma a mis amigos encendí una camareta y la onda explosiva me destrozó los dedos, parecían chorizos reventados”, ilustra.

Pedro dice estar agradecido con la doctora que lo atendió aquel día, pues le salvó sus dedos y no se los amputó. “Las uñas debían retirarlas pedacito a pedacito”, indica.

Esta experiencia marcó su vida para siempre, pues el trauma de lo vivido aún está presente. “En mi casa está prohibido el uso de fuegos artificiales. Ni siquiera una estrellita”, asegura.

Emergencia. Fernando Rodríguez, emergenciólogo del hospital Verdi Cevallos, dice que los casos más comunes que atienden en temporada navideña y de fin de año son quemaduras de segundo nivel, y que los niños son los más afectados.

Rodríguez señala que a pesar de que estos son los casos más comunes, también hay otros más extremos como la amputación de una extremidad. “La pirotecnia solo debe ser usada por expertos”, recomienda. 

Controles. Gregory Franco, gerente de Portocomercio, indicó que el único lugar certificado para el almacenamiento y distribución de explosivos será el aeropuerto Reales Tamarindos, cuyos comerciantes empezarán a instalarse desde el sábado.  

Javier Pinargote, jefe del Centro del Control de Armas Manabí, dijo que ya se han realizado capacitaciones a los comerciantes que están certificados para la venta de los explosivos.

Recalcó que los únicos fuegos artificiales que podrán ser comercializados son los de fabricación industrial. 

Según lo indicado, estos tienen menos probabilidades de explotar durante su almacenamiento, mientras que los artesanales corren más riesgo. 

Pinargote mencionó que se harán controles intensivos  con la finalidad de evitar la venta ilegal de estos explosivos. En caso de encontrar este tipo de material en lugares no permitidos se procederá al decomiso.

Los locales de la Naviferia deberán tener su extintor.