Cabe resaltar que Ecuador fue uno de los primeros países que suscribieron este documento. Nuestro embajador en Francia era el recordado poeta Jorge Carrera Andrade que, además, fue quien tradujo dicho documento del francés al inglés y del inglés al castellano.

Después de la Segunda Guerra Mundial, 1945, los mismos actores que intervinieron en esa terrible conflagración que terminó con el lanzamiento de la primera bomba atómica por parte de Estados Unidos contra las ciudades niponas de Hiroshima y Nagasaki, se reunieron en la ciudad de San Francisco de California, para luego de pedir perdón al mundo por esa masacre que segó las vidas de millones de seres humanos inocentes, se comprometieron a vivir en adelante en paz como “buenos vecinos”.

Para el efecto se firmó la célebre Carta de San Francisco que es la partida de nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En la parte fundamental del documento se proclaman los principios de libre determinación de los pueblos, de no intervención en los asuntos internos de los Estados y el principio de la solución pacífica de las controversias.

Cabe mencionar que al mismo tiempo la señora Eleanor Roosevelt convocó a 7 sabios de los 5 continentes para que prepararan el borrador de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento cumbre de la humanidad del siglo XX y para la posteridad.

Nuestra Constitución ha acogido los principios y preceptos de la Declaración traducidos en convenios y tratados que han sido ratificados por Ecuador.

Lamentablemente algunos preceptos aun se los viola impunemente.

El papa Francisco acaba de decir que bastaría que  la humanidad conociera y respetara los derechos humanos para que en este mundo impere la paz, la concordia y la colaboración.