Los entrevistados coinciden en que poner una fecha tope al Gobierno permitirá buscar alternativas nuevas de desarrollo para la provincia, aprovechando los tres recursos económicos que hasta el momento se ha logrado concretar para la Refinería de Manabí: un acueducto, un terreno aplanado y un campamento. 

Grace Moreira, mantense calificada como veedora de la Refinería por parte del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, sostiene que “ha llegado el momento” para que las autoridades locales y provinciales empiecen a buscar, por cuenta propia, empresarios internacionales interesados en invertir en algún proyecto dentro del área adecentada para la petroquímica.

Moreira dijo que los manabitas ya no deben pensar en la ejecución de esta megaobra porque para eso ha transcurrido demasiado tiempo sin que se la empiece. Es hora, agregó, de convocar a una asamblea general donde participen autoridades, actores políticos, dirigentes, gremios sociales y ciudadanía en general, para crear un Plan B si es que, finalmente, el proyecto no va más. 

“Hoy que vivimos un ambiente electoral, quienes somos por ahora precandidatos a alguna dignidad (ella a la alcaldía de Manta) debemos reunirnos y hacer un compromiso para, una vez que cualquiera de nosotros gane, impulse un Plan B de desarrollo en los terrenos donde no existe ninguna Refinería”, señaló la también exasambleísta del partido político Fuerza Ecuador (FE).

ANTECEDENTES. El acueducto del proyecto Refinería de Manabí fue hecho para transportar 144 mil metros cúbicos (m3) de agua por día, pero dos años después de su inauguración apenas entrega 30.400 m3. 

La obra que al país le costó 334 millones de dólares sólo presta un servicio actual del 21%, que representa el volumen de líquido que reciben tres cantones: Manta, Montecristi y Jaramijó. 

El 79% restante debería completarse con la operatividad de la petroquímica, pero como esta no existe entonces no hay manera de aprovechar el 100%. 

El 15 de julio del 2008, Rafael Correa, presidente de Ecuador en ese entonces, y Hugo Chávez (fallecido), mandatario de Venezuela, visitaron El Aromo para ubicar la primera piedra que daba inicio al proyecto.   

Para esa época se informó que el financiamiento para la Refinería era de 10 mil millones de dólares, pero en la actualidad costaría 13 mil millones, comunicó el  Gobierno actual. 

Otros criterios. El alcalde de Jaramijó, Bawer Bailón, también está de acuerdo con establecer un plazo, aunque dijo estar consciente de que la situación económica actual está difícil en el país y el mundo.  

“Aunque entiendo la situación económica, creo que ya debemos poner un plazo a este proyecto. Debemos reunirnos con expertos en economía y petroquímicas para generar un debate, donde saquemos conclusiones del proyecto y de esa manera tomar una solución definitiva”, manifestó. 

Bailón tampoco oculta su preocupación de que si la Refinería de Manabí no se concreta, Jaramijó se quede sin el servicio de agua cruda que hoy potabiliza con una planta de tratamiento construida este año. 

El sistema tiene capacidad de potabilizar 7.200 metros cúbicos de agua cruda que le ofrece el acueducto, pero hasta ahora no ha logrado hacerlo por la falta de una línea de conducción valorada en aproximadamente 600 mil dólares. Solo potabilizan 3 mil metros cúbicos al día.  

Para el alcalde de Manta, Jorge Zambrano, el terreno de El Aromo se debe aprovechar para crear una zona especial de desarrollo, donde el inversionista pueda concretar cualquier tipo de proyecto que no precisamente sea una refinería.

Zambrano manifestó que el Gobierno debe tomar una decisión valiente sobre este tema, ya sea para que el proyecto se haga de una vez por todas o se lo descarte. 

El ministro de Comercio Exterior e Inversiones, Pablo Campana, dijo a inicios de octubre en Manta que hay 19 interesados, entre fondos financieros y compañías petroleras, en el proyecto.