Esta semana me iba a referir otra vez, pero con más detalles, al papel de los legisladores, a propósito de varios correos que me llegaron cuando traté el tema la semana anterior. Pero el anuncio del Presidente me hizo cambiar de opinión. Pero antes, quiero dejar establecido que para mí, la obligación primerísima de un asambleísta es defender inclaudicadamente los intereses de la provincia que representa y por supuesto del distrito que lo eligió. Todo lo demás es secundario. Así es en todo el mundo, en las democracias más respetadas y consolidadas.