ESTRAGOS.   El ataque de los fanáticos ‘millonarios’, así como la reacción de los policías con gases lacrimógenos, afectó a los jugadores de Boca, quienes presentaron cortadas, golpes y síntomas de asfixia.  “Nos tiraron de todo”, dijo el capitán Pablo Pérez.

De hecho, él fue uno de los más afectados, al punto que tuvo que ser trasladado a una clínica por una lesión en su ojo izquierdo. 

“Evidentemente las fuerzas de seguridad fueron desbordadas, había mucha gente. Para protegernos tiraron gases lacrimógenos y los gases ingresaron a los micros”, explicó luego el directivo César Martucci.

NEGATIVA.  Tras el incidente, la molestia y angustia de los jugadores de Boca era evidente. Ellos, incluido su presidente Daniel Angelici, se negaban a jugar el encuentro, ya que no estaban en condiciones de hacerlo. Ante ello, la Conmebol primero pospuso el partido para las 18h00 (16h00 en Ecuador) y luego a las 19h15 (17h15 en Ecuador). “Nos duele la cabeza, salimos a hablar para decir que nos están obligando a jugar, tenemos a compañeros que no están bien físicamente”, dijo Carlos Tévez a la prensa, rodeado de varios de sus compañeros de Boca, tras el primer anuncio del organismo. 

La suspensión del partido fue anunciada pasadas las 19h30 (17h30 en Ecuador) por el presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez. “Un equipo no puede jugar y el otro no quiere ganar en estas condiciones”, explicó.

Hasta el cierre de esta edición, medios argentinos como Fox Sport anunciaron la clausura del estadio Monumental por parte de las autoridades de Buenos Aires. 

Al menos 29 personas fueron detenidas por los incidentes de ayer. Mientras que la fiscal Adriana Bellavigna inició una investigación de oficio del ataque.

La final de ida, hace dos semanas, también fue postergada un día, pero por la lluvia que afectaba a la ciudad.