El politólogo y sociólogo Wilmer Suárez, máster en gobernabilidad política y gerencia política, señala que “estamos en un nuevo ciclo de agotamiento de ciertos partidos políticos e instituciones, sumado a los escándalos de corrupción, que no son exclusividad del correísmo”, que va a condicionar los procesos electorales. 

Recuerda que el fortalecimiento de los partidos políticos desde 1979, con el retorno de la democracia, no ha dado resultado. “Se pensó que con el fondo partidario permanente para las organizaciones políticas, orientado a que existan nuevos liderazgos, íbamos a sortear  estos problemas, pero no ha dado el efecto y seguimos con organizaciones políticas que no hacen procesos de formación, de recambio, sino que son orientadas al personalismo, a la construcción de redes clientelares, de manera que eso, conjuntamente con una ley de partidos políticos y de campañas electorales donde el tiempo de campaña es muy corto, obliga de alguna forma y condiciona a que los partidos políticos opten por figuras recicladas o por personas que sean conocidas”.

Añade que esto es negativo porque los próximos 5 años no va a existir ese recambio, en este momento no existen las condiciones para que esto se dé.

El analista político Héctor Farfán menciona que tenemos un panorama político bastante llamativo después de que Correa saliera del escenario político y marcara una época. 

“Hay un deseo de una gran cantidad de ciudadanos por participar, sin entender lo que es la política, sin tener una organización política y creen que con poner su nombre en un sticker ya pueden participar”, dice.

Esto, señala, demuestra que las organizaciones políticas no han respetado la ley de elecciones, que dice que deben tener escuelas de formación política, y no hay cuadros políticos formados. Entonces, “se ve que aparecen los heridos políticos de gravedad, no cadáveres políticos como se dice, que se han recuperado y están nuevamente en la palestra política”.

El analista Roosevelt Cedeño indica que en etapa preelectoral es natural que se vean muchas pretensiones, pero lo que sí se puede verificar es que no ha habido renovación de liderazgos  a nivel regional. “Quienes optan y tienen posibilidades son personas con un pasado político corto y largo, es una verdad que emerge de los candidatos que se han ido consolidando, incluso se ve el retorno de viejos caudillos”, refiere. Agrega que eso revela que la provincia ha vivido un proceso de falta de renovación de líderes, es decir, que a las nuevas generaciones o a la generación intermedia les falta iniciativa política.

OBJETIVOS. Farfán señala que Manabí necesita muchas cosas pero, básicamente y como eje transversal, necesita peso político para que sus grandes proyectos se puedan lograr. “Mientras en Manabí no entendamos cómo se mueve el poder político en Ecuador, los grandes proyectos, los grandes anhelos de desarrollo de esta provincia, seguirán siendo relegados”, manifiesta. 

Recalca que “para muestra un botón: el puerto internacional de transferencia de aguas profundas de Manta, la técnica dice que allí debe ser, la política de Rafael Correa dijo no, va a Posorja, donde no hay nada y le tienen que construir todo, eso es peso político”.

Cedeño indica que a Manabí le hace falta un nuevo enfoque de su desarrollo. 

“No podemos seguir manejando la provincia con la teoría del parche, sino verla como un todo y en función de aquello ver hacia dónde se direcciona la provincia”. 

Señala que elaborar un plan estratégico de desarrollo provincial es urgente para Manabí, pero no las famosas agendas con tips, porque necesitamos mencionar hacia dónde queremos que la provincia vaya en aspectos productivos como la agricultura, pesca, turismo, que son los espacios donde se va a desarrollar la nueva pequeña o gran empresa, que es la que crea potencialidades de empleo y de crecimiento de las nuevas generaciones. “Ese es el tema, el gran desafío que tenemos en Manabí”, enfatiza.