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El trabajo de los asambleístas
El trabajo de los asambleístas
Por: Walter Andrade
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Lunes 19 Noviembre 2018 | 05:00

El legislador que representa una provincia,  adquiere, por el solo hecho de ser tal, un compromiso absolutamente leal, total y sin dobleces con los electores que lo eligieron, con sus aspiraciones, con sus valores, con sus instituciones. En el caso de un elegido por un distrito, es decir por una circunscripción determinada, su primerísima obligación es responder a los electores de ese distrito, a la confianza depositada en ellos y por supuesto a la provincia.  Así es en la mayoría de países del mundo, así funciona el sistema y más aún en democracias maduras, desarrolladas, con una larga historia de respeto a las instituciones. No se elige a un legislador, en consecuencia, para que se desatienda de las necesidades de su distrito o de su provincia ni para que las mire de lejos o que viéndolas permita que el centralismo las satisfaga a su antojo y no con justicia. No, para eso no se los elige.  Por supuesto que un legislador tiene el deber de legislar y fiscalizar, pero eso no es ni podrá ser un óbice ni hoy ni mañana  para que los temas que afectan y tienen que ver con los intereses de las provincias no sean debidamente analizados y muy especialmente aquellos que tienen que ver con sus rentas 

Este medio, El Diario, en una serie de notas, ha publicado el discriminen con Manabí en diferentes áreas. Nos ha dicho con cifras irrefutables, extraídas de documentos oficiales, que, por ejemplo, el “Estado destina $140.00 por alumno manabita y $250 por pichinchano”. Nos ha dicho también que Manabí, siendo la provincia de mayor superficie de “labor agropecuaria” ha recibido mucho menos que Pichincha, que se ubica en el séptimo, es más, la inversión recibida en esa provincia en la década pasada supera a todas las demás. Algo parecido sucede en el tema salud. Los datos que este medio da a conocer reflejan muy claramente el discrimen. De acuerdo a la publicación, “un manabita recibe 40% menos en salud que un pichinchano”. Y así podría ser en todas las áreas.  
Estas cifras entonces, nos revelan, básica y esencialmente, la idea, el concepto y la manera de entender lo que es un presupuesto para la burocracia que vive en las “ alturas”. Ellos - a lo mejor también lo harían los nuestros en caso de estar en su lugar - tratan de favorecer a lo que tiene que ver con sus vidas y las de sus vecinos. Para evitar esto, para cerciorarse que no se piense así, para asegurarse  que nuestras instituciones  reciban los fondos que se merecen, para que no se repita el discrimen que menciono en este comentario están nuestros legisladores. Este es su trabajo y no otro.  Si ellos lo hacen, estaremos felices de haber acertado al elegirlos. 
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