Para la provincia de Manabí, la desaparición de dicho ministerio es una pérdida de representatividad. La pesca y la acuacultura generan alrededor de mil millones de dólares en la producción total del país, como actividades extractivas, sin considerar el procesamiento y otras formas de valor agregado. Manabí ocupa el segundo lugar en pesca y el tercero en acuacultura, según las cifras del Banco Central.

La fusión al Ministerio de Comercio Exterior e Inversiones, que ahora pasará a denominarse Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, le quita visibilidad a la actividad pesquera que, por la extensión de la franja costanera, sobre todo, requiere una continua presencia y trabajos de control para el cumplimiento de la normativa.

Lo que se esperaba era que se convirtiera al Ministerio de Pesca en una secretaría de Gobierno, con autonomía y presupuestos suficientes para la gestión política y operativa en beneficio de quienes se dedican a estas actividades.

Tras la decisión del Ejecutivo, ojalá que los trámites que deben realizar los productores pesqueros y acuícolas, sobre todo, no se centralicen y se los obligue a viajar a otras provincias en busca de las respuestas de las autoridades.

La provincia ha ido perdiendo presencia en las entidades del Gobierno y otras. Los representantes manabitas deberían hacer más que ser impasibles espectadores.