Actualizado hace: 936 días 2 horas 28 minutos
Portoviejo
Geraldo “El loco” de las cámaras antiguas

Entrar a su casa es transportarse al pasado. Es el paraíso para los fotógrafos con más de 50 años de edad, que las utilizaron.

Viernes 16 Noviembre 2018 | 13:40

Gerardo Vélez es un fanático de la fotografía, trabaja en este oficio desde hace 35 años; sin embargo, también tiene una fascinación por las cámaras antiguas o mecánicas que lo ha llevado a conseguir, hasta ahora, más de 50 de éstas, que hoy ya casi no caben en su dormitorio.

“Lalo”, como lo conocen en el mundo de la fotografía, tiene de todas las cámaras: Hay las de rollos, las de placas, las aún más antiguas de manga, también conocidas como “de tres patas”.
En realidad estas cámaras se llaman de fuelle, sostenidas con trípode y datan del año 1890. Aunque menciona que las dos que ha logrado adquirir son de 1930 a 1940. Estas cámaras son una verdadera reliquia, unas joyas, y las usan solo expertos en el tema, pues hay que tener mucha habilidad y precisión para obtener una  foto, pues en una misma cámara se colocaba la placa con bromuro de plata, que era el “negativo”, luego se colocaba el papel fotográfico en un líquido llamado el revelador y luego en otro conocido como el fijador, hasta que finalmente se plasmaba la imagen, todo eso en cuatro minutos.
Inicio. El coleccionista en su casi demencial búsqueda ha conseguido otras cámaras más modernas, las anteriores a las actuales digitales. Eras unas que utilizaban rollos de 135 milímetros y que permitían capturar 36 fotografías, eso sí, el rollo se tenía que enviar a un laboratorio y allí se revelaban; se utilizaron hasta hace unos diez años, pues luego llegaron las cámaras digitales, con megapíxeles que permiten ver la imagen en una pantalla líquida. También están los celulares que terminaron de poner la fotografía al alcance de todos.
Sin embargo Lalo Vélez se niega a dejar escapar cámaras que parecen sacadas de una máquina del tiempo, desafiando incluso a los lamentos de su esposa, quien no comparte su fascinación y reclama que se gaste mucho dinero comprando. 
La más reciente adquisición es una cámara Mamiya que data de la Segunda Guerra Mundial, por la cual canceló 400 dólares ya que está en perfecto estado. En su casa hubiesen preferido que arreglara el techo con ese dinero. “No me importa  -dice con una sonrisa cómplice-, algún día muchos me agradecerán lo que estoy haciendo”, agrega.
Ahora el fotógrafo aspira a mostrar a las viejas y nuevas generaciones estos artefactos. Menciona que anhela poder exhibirlas en lugares como la  terminal de cruceros, universidades y entidades dedicadas a la cultura. 
Asegura que solo lo hace por el gusto de que las personas se maravillen con la ciencia de la fotografía.
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias