Entre los miembros del jurado, cuyas edades oscilan entre los 20 y 50 años, hay inmigrantes de Polonia, Etiopía y Asia, así como cuatro personas que hablan español -un sustituto también lo habla-, y desde ayer están parcialmente aislados y, entre fuertes medidas de seguridad, con orden del juez de no hablar del juicio.

El jurado se seleccionó después de dos largos días de intenso interrogatorio a 75 personas de diversos orígenes por parte del juez Brian Cogan que preside el caso, la defensa y la fiscalía, y ayer en una tercera sesión se cerró definitivamente al grupo de personas que decidirá el futuro de uno de los capos más peligrosos del mundo, para el que la Fiscalía pide cadena perpetua.

Juramento. Los jurados y alternos, que salieron de la sala del juez Brian Cogan que preside el caso y donde se llevó a cabo la selección escoltados por un alguacil federal, serán juramentados el martes previo al inicio del esperado, costoso y mediático juicio.

Cogan decidió no tomarles juramento hasta la próxima semana preocupado de que alguno pudiera arrepentirse y, si eso ocurre, necesita tiempo para elegir a otro entre los suplentes.

El jurado se seleccionó con la presencia de Guzmán Loera, que durante este proceso acudió en conjunto de pantalón y chaqueta oscura en lugar del uniforme de la prisión federal en que está desde su extradición. Reglas del tribunal impiden que los jurados vean al acusado en ropa de prisionero para que no lo vean como un criminal.

Durante este juicio no se conocerá el nombre de los miembros del jurado, dónde viven o trabajan, como parte de las extremas medidas de seguridad por el historial de violencia del cártel de Sinaloa.

Con la selección del jurado, a partir del martes, en contra de Guzmán Loera, al que el Gobierno de EE.UU. ha logrado traer al banquillo de los acusados, la fiscalía presentará miles de documentos, grabaciones, fotografías y una lista de testigos para probar sus acusaciones.