Desde vino de ratones hasta queso con gusanos, pasando por batido de rana o pene de toro.
“El objetivo es que la gente entienda que no hay manera de medir lo repugnante”, dice el museo. Se trata de un local que acaba de abrir sus puertas en Suecia: el Museo de la Comida Repugnante. El nombre lo deja claro. Aquí encontraremos productos, recetas e imágenes de los platos más asquerosos que cabe imaginar. Pero son platos, son recetas porque alguien en algún extraño lugar del mundo se las come.