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El ‘Selfie’, un hobby mortal

Tomarse un ‘selfie’ es ya una actividad cotidiana para el ser humano. Sin embargo, ésta ha cobrado varias vidas alrededor del mundo.

Domingo 21 Octubre 2018 | 06:00

Sí, un hobby tan banal como fotografiarse con un celular se ha convertido en un verdadero riesgo. Al punto que 260 personas han muerto desde el 2011 en su afán de conseguir el ‘selfie’ perfecto. 

A inicios del mes de octubre, una investigación del  ‘Journal of Family Medicine and Primary Care’ indicó que 259 personas habían muerto tras exponerse a situaciones de peligro para tomarse una fotografía. Sin embargo, la cifra aumentó el pasado 10 del mismo mes, cuando  una joven cayó desde el piso 27 de un hotel en Panamá con el celular en la mano y la cámara activada. 
El estudio también sugiere que es casi seguro que las cifras son mayores, pero muchos accidentes mortales no suelen reportarse como ‘muerte por selfie’.
 
Un caso.  De acuerdo a la investigación, el país con mayor número de muertes por accidentes a raíz de una autofoto es India, seguido de Rusia, Estados Unidos y Portugal.
Aunque Ecuador no aparece en ese listado, una compatriota sí es parte de las víctimas. 
Karen Gilmar Hidalgo Ortega, ecuatoriana de 20 años, falleció el 12 de noviembre del 2016 en Rostov del Don, en el sur de Rusia. 
La universitaria intentó fotografiarse sobre el techo del vagón de un tren de carga en movimiento, cuando rozó unos cables de alta tensión que le causaron quemaduras de gravedad en el 50 % de su cuerpo. 
La mujer, oriunda de Napo, murió tras varios días de agonía. 
El caso de Karen es sólo un ejemplo de los decesos por ‘selfies’, los cuales en su mayoría se relacionan con ahogamientos, caídas de alturas, incendios y atropellamientos. 
 
Síndrome.  La necesidad de los jóvenes por registrarse en fotos ‘fabulosas’ sin medir los riesgos responde a una alteración psicológica. 
El Daily Mail registró el criterio de David Veale, psiquiatra y consultor en Londres, quien se refirió a esta tendencia no como una adicción, sino como un trastorno dismórfico corporal. 
El experto mencionó a ese medio que dos de cada tres pacientes que ve con ese trastorno tienen compulsión a tomarse ‘selfies’ y a subirlos a las diferentes redes sociales.
Dicho síndrome se caracteriza por la preocupación de lucir perfecto en todo momento, mientras se lucha por ocultar ‘defectos’ que nadie a nuestro alrededor nota. 
Los pacientes tienden a comprobar cuáles son sus defectos mediante espejos o cualquier superficie reflejante.
Por su parte, la psicóloga manabita Mariana Bermúdez apuntó al ‘síndrome selfie’, el cual “aparece a partir de varios estudios en los que se establece que quienes publican fotos de forma exagerada, suelen tener una necesidad de aceptación social, así como relaciones más superficiales y peor sentido de la intimidad”.
Añadió que “la adicción a los ‘selfies’ nace de varios trastornos de personalidad y baja autoestima como el narcisismo, que implica la preocupación por sí mismo y sobre cómo es percibido por los demás. Para el narcisista es fundamental un ‘selfie’ ya que siempre estará en su poder el perfeccionar una foto antes de ser mostrada”. De ahí la falta de concepción del peligro a la hora de querer captar una buena postal. 
 
Otra causa.  El psicólogo manabita Jimmy Gutiérrez señaló, por su parte,  que la rápida evolución de la tecnología es la razón por la que el ser humano ha cambiado su comportamiento, al punto de sumergirse en las redes sociales de manera imprudente. 
“El hecho de arriesgar la propia vida responde a la necesidad de ciertas personas de demostrar su ‘poder’ o sobresalir dentro de un grupo, aunque no sea por los motivos correctos. Esto ya responde a trastorno psicológicos que deben ser tratados”, explicó. 
Gutiérrez añadió que para evitar este tipo de comportamientos imprudentes es necesario educar a los más pequeños del hogar. 
Esto a través de diálogo constante, supervisión de las actividades que se realizan en la web e imposición de correctivos. 
 
Peligro.  De acuerdo a ‘Journal of Family Medicine and Primary Care’, los accidentes de tránsito son parte de las muertes por ‘selfie’. 
Santiago Viteri, jefe de tránsito de la Policía en Manabí, va más allá y asegura que cualquier uso de dispositivos electrónicos al volante representa un riesgo.
Según explicó, la primera causa de accidentes viales en la provincia es el empleo de elementos distractorios (celulares, tablets o radios) mientras se maneja un vehículo. “Sólo coger el celular para tomarse una foto o enviar un mensaje de texto equivale a taparse los ojos por cinco segundos mientras se conduce a 100 kilómetros por hora”, detalló Viteri. 
Ante ello, el jefe de tránsito indicó que el Código Orgánico Integral Penal (COIP), en su artículo 391, establece sanciones para quienes usen celulares u otros objetos tecnológicos mientras se conduce: Una multa del 10 % del Salario Básico Unificado (SBU) y 3 puntos menos en la licencia de conducir. 
“La policía realiza operativos constantes en las vías para frenar este tipo de prácticas, que son un delito. Sin embargo, es necesario que la ciudadanía tome conciencia del riesgo que implica realizar fotos o videos mientras se maneja un auto o una moto”, detalló. 
 
En las redes.  Valeria Villafuerte tiene 2.569 seguidores en su perfil de Instagram y más de 700 contactos en WhatsApp. Ella no se considera adicta a las redes sociales, pero admite que documenta cada actividad de su día a través de esas dos plataformas digitales. 
“Nunca me he puesto en riesgo para tomarme una ‘selfie’, pero admito que tras un paseo o una fiesta, mi celular está lleno de videos y fotografías”, acotó. 
La joven, de 27 años, reconoce además que el subir fotos a la web le ha generado uno que otro altercado.
“Los problemas normales con amigas, que se quejan por una foto que no les favorece, pero que para mí son buenos recuerdos para compartir con mis seguidores”, añadió. 
En cambio, Rafael Villavicencio tiene 26 años y se considera un ‘influencer’ de Instagram. Sus fotos superan en número a sus seguidores, los cuales no llegan a dos mil. 
Las tiene de todo tipo. Con sus mascotas, al filo de miradores y barrancos, dentro de ríos y hasta en medio de calles con tráfico vial. 
“No creo que me exponga, pero en más de una ocasión me ha tocado salir corriendo porque un vehículo se acercaba. Creo que es el precio que se paga por una buena foto”, indicó el manabita que reside en Cuenca. 
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