En ese caso, la decisión no está en firme pues queda la posibilidad de un espacio de diálogo entre los organismos políticos y ejecutivos de la Comunidad, como la Comisión y el Parlamento europeos ante quienes el Estado deberá demostrar que nuestra palma africana no se generó en la destrucción de bosques primarios, que es lo que objeta esa organización, lo cual es fácilmente sostenible pues la casi totalidad de la superficie palmera se sembró en terrenos que antes fueron de otros cultivos o habían permanecido sin explotación agrícola o rastrojales. Para ello será necesario  un intenso trabajo de nuestros agentes consulares, en plena coordinación con la empresa privada y el Ministerio de Agricultura, que de no dar resultados satisfactorios a partir del año 2021 se habrá perdido ese importante mercado para la palma.

Lo mismo acontecerá con la vigencia de la resolución No. 488/2014 de la Comisión Europea, que impediría el ingreso de chocolate que  contenga más de 0.9 miligramos de cadmio por kilo de chocolate,  metal pesado presente en algunas zonas cacaoteras de Ecuador, afectando también al grano  que ingrese a ese mercado. Esta cifra fue aceptada y forma parte del Codex Alimentarius, lo cual significa que los lotes, que rebasen el nivel  máximo, serán rechazados, con enorme pérdida para el país y a los miles de agricultores que lo cultivan. En el fondo esta restricción es una medida proteccionista a favor de las antiguas colonias europeas que producen cacao en suelos con menos cadmio.

También se necesita la intervención estatal para conformar un bloque compacto de países para enfrentar las posibilidades de ingreso  a nuestro territorio del terrible mal de Panamá, raza tropical 4, que diezmaría las plantaciones de banano  y plátano en todo el territorio nacional, lo cual causaría un grave desequilibrio a la economía, a las fuentes de empleo y a la tranquilidad social nacional.