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Manta
Sobrevivieron a naufragio

Era de madrugada y la tripulación del barco “El Bendecido” tuvo que levantarse, pero no para trabajar sino para salvar su vida.

Miércoles 17 Octubre 2018 | 11:00

 Rolando Espinoza, capitán del barco, recuerda que estaban navegando hacia las coordenadas donde debían pescar, en los límites de Galápagos, cuando escucharon un golpe. Aún no amanecía este lunes cuando un compañero que estaba de guardia empezó a tocar las puertas de los camarotes y a gritar que se hundía el barco. Todos se levantaron presurosos y se pusieron lo primero que encontraron. Al salir de los camarotes vieron que la nave estaba de lado y el agua entraba rápido. Varios de los pescadores agarraron cuchillos y cortaron las amarras de las lanchas para que no se hundieran por el peso del barco y poder salvar sus vidas. También lograron tomar canecas de combustible para llenar los tanques de los motores de las lanchas y equipos de comunicación para dirigirse a tierra. 

Todo lo hicieron en cinco minutos, que fue lo que duró el barco a flote, dice Espinoza. 
Después, los víveres, los implementos de pesca y el barco “El Bendecido” se fueron al fondo del mar. 
La tripulación se subió a las lanchas. 
Los diez pescadores llegaron ayer a tierra para poder contar la historia. 
“La vida de uno es lo que importa. Lo material se puede recuperar”, asegura Espinoza. 
Los pescadores creen que el barco se hundió porque se rompió el casco. 
Volvería a pescar. Esta es la segunda ocasión que Luis Chila (45) sobrevive a un naufragio. Cuenta que la primera vez  tenía 14 años, andaba de pesca con su padre y estuvieron ocho días perdidos. 
En esos tiempos no usaban aparatos de ubicación, solo la experiencia de los pescadores. Esos días los pasaron comiendo pescado crudo y hasta tomando agua de mar. 
“Estuvimos a la voluntad de Dios hasta que un barco industrial pasó, nos recogió y trajo a tierra”, recuerda Chila. 
Esa experiencia no lo alejó de este oficio, como tampoco lo hará esta última que acaba de vivir, dice. 
Aunque en el reciente naufragio no estuvo a la deriva, tampoco tuvo tiempo para tener miedo, ya que debieron actuar rápido. 
Apenas se puso en pie se unió a sus compañeros para buscar la manera de sobrevivir, y lo lograron. 
Para Chila, la pesca es la única forma que tiene para mantener a su familia, y por eso, a pesar de todo, volverá al mar a seguir pescando. 
Freddy Calderón, en cambio, no  ha dejado de agradecer en todo momento por su vida. Es que tiene una nueva oportunidad para seguir viviendo. 
Ayer el grupo de pescadores llegó a la Capitanía del Puerto de Manta para comunicar lo que les ocurrió en altamar cuando navegaban en el barco de pesca long line, con capacidad para 80 toneladas.
Otro caso. El barco atunero “Lucas” naufragó el viernes 25 de agosto y de un total de 21 tripulantes, dos fueron declarados como desaparecidos: Javier de la Cruz, operador de máquina, y Josué Tapia, marinero de máquina.
 
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