El motociclista viajaba con dirección a Manta acompañado de una mujer y cuando estaban a un kilómetro del redondel El Imperio habrían sido embestidos por un vehículo. 

Producto del impacto el motociclista y su compañera terminaron sobre la calzada. Testigos que observaron el percance llamaron a emergencias y paramédicos de la Cruz Roja Ecuatoriana llegaron al lugar. Ellos comprobaron que el conductor de la moto, José Villamar, no tenía signos vitales y que su muerte fue instantánea. 

Mientras, la mujer fue llevada hasta el hospital Rafael Rodríguez Zambrano para una valoración médica ya que presentaba golpes y raspones en distintas partes del cuerpo. Ayer en la mañana le dieron el alta médica.  

El cabo Stalin Pacheco, miembro de la Comisión de Tránsito del Ecuador,  informó que cuando llegaron al sitio del percance el otro vehículo implicado en el accidente no estaba. Solo hallaron el cuerpo de Villamar a un costado de su moto, que estaba sin la llanta delantera producto del golpe. Un poco más allá yacían los cascos de seguridad que llevaban los motociclistas. 

Después, miembros de Criminalística llegaron, taparon el cuerpo y tomaron indicios para levantar un informe de las causas que habría generado el accidente.  Minutos después el cuerpo fue llevado hasta el Centro Forense de Manta para realizarle la autopsia.  

El agente Pacheco indicó que se coordinará con el ECU-911 para saber si en el lugar había cámaras de seguridad y los videos puedan ayudar a determinar el tipo de automotor implicado en el accidente. 

Era de chone. Ayer, los familiares de Villamar llegaron al Centro Forense a retirar el cuerpo y trasladarlo hasta Chone. 

Gema Villamar, hermana del fallecido, indicó que su hermano iba de paseo a Manta cuando ocurrió el accidente, y que su familia analizará la posibilidad de presentar una denuncia. A ellos les dijeron que fue una volqueta la que impactó a su hermano.  

El cuerpo de Villamar fue trasladado hasta la parroquia Santa Rita, de donde era oriundo, para los funerales. 

El fallecido era comerciante de cacao y de cariño le decían “Misil”. Deja en la orfandad una niña de cinco años, dijo su hermana.