Pero antes, a comienzos del siglo XX, explotados campesinos de nuestra frontera sur y del norte peruano tuvieron uno de carne y hueso, el lojano Naún Briones fue para ellos un bandolero de buen corazón. 

Este legendario personaje nació en 1902 en medio de la marginación y pobreza. Tempranamente perdió a su progenitor, convencido que siendo honrado solamente viviría en la miseria como su padre Horacio, un humilde y honesto arriero. Por ello decidió unirse al bandido peruano llamado Pajarito, de quien se separó dos años después para formar su propia banda. 

Testigo de la injusticia social, este héroe rural se dedicó a asaltar y robar propiedades de gamonales y terratenientes para darles a los más necesitados. Muy diestro con el revólver, también dio de baja a muchos impostores que se hacían pasar por él para cometer fechorías. 

Tenía fama de bohemio y mujeriego, aunque con Dolores Jaramillo Mora se casó solo un año antes de morir, sin dejar descendientes.

Se granjeó enemistades del clero y autoridades como la del mayor Deifilio Morocho, quien finalmente lo acorraló y victimó en 1935 junto a sus compinches Rindolfo Ochoa y Víctor Pardo cuando el militar dinamitó su refugio, aunque se dice que Naún salió ileso para luego suicidarse. 

En la novela “Polvo y Ceniza” (Eliecer Cárdenas, 1979) considerada como la biografía, se atribuye a su victimario esta síntesis: “la gente en su tierra le compone poemas, historias y canciones, lo rememora en farras por todos los lugares donde anduvo, brindan por él, bautizan a sus hijos con su nombre. No quieren recordar que fue un despiadado y un resentido con la sociedad”.

Alfredo Valarezo Z. en “Hilos del Tiempo”(2015) recoge algunas vivencias del polémico Briones en la campiña orense. Una de ellas, cuando asaltó en la vía Arenillas –Alamor a Rosa Núñez, de familia adinerada y suegra del gobernador Benigno Reyes, quien como autoridad gestionó su captura. 

Dice el autor que Modesto, su padre, le relató que Briones estuvo en su hacienda de San Pablo departiendo amigablemente y que en otra ocasión pernoctó en una propiedad de la parroquia Curtincapac, de donde era Celso Salazar, miembro de su banda. 

Apresado en la cárcel de Zaruma, se escapó y recapturado lo llevaron a Quito al penal García Moreno, de cuya prisión también se fugó.

La leyenda de este héroe y villano, sin hacer apología del delito, ya es parte de un patrimonio cultural y literario vigente, tema de publicaciones de connotados escritores, inclusive llevada al cine por el actor y cineasta nacional César Carmigniani.

 

*Investigador categorizado Senescyt