Esto se debe a que hay personas que, pese al tiempo, continúan sumidos en la depresión y por esa razón pueden verse perjudicadas sus actividades cotidianas, según comenta Carlos Cevallos, psicólogo clínico.

“Con el paso del tiempo vamos haciendo conciencia de que la vida debe continuar y que lo mejor es guardar los recuerdos positivos en el corazón y no centrarnos en el dolor de la pérdida como algo para limitarnos a vivir”, señala el profesional. 

 

Casos. Sobre la forma de captar el dolor, Cevallos menciona que es diferente en cada persona y no solo depende del grado de afecto hacia quien se fue, sino del estado emocional en que se encuentre quien sufre la pérdida.

“Siempre han existido las teorías de que perder a un padre es más doloroso que perder a un hijo o viceversa, pero el tema no está en eso, sino en cómo cada persona recepta la noticia y el grado de fortaleza emocional que tenga”, comenta.

Esto no quiere decir que el dolor deba reprimirse, sino entender que hay que tomarse un tiempo para sentirlo y otro para empezar a convivir con la ausencia de las personas que ya no están. 

En un reportaje especial, la revista Hola señala que el dolor se vuelve incontenible cuando no se acepta la situación de duelo y pérdida, también cuando se siente que la vida carece de sentido, lo que provoca un gran vacío emocional.

Otro síntoma de que el duelo se está volviendo patológico es que nos limitamos en nuestras actividades cotidianas, agrega el mismo reportaje.

En esto coincide Cevallos, quien afirma que lo mejor en estos casos es aceptar ayuda de quienes tenemos a nuestro lado y buscar el respaldo de un profesional.

“Si por dolor dejamos de rendir en el trabajo o los estudios, o si empezamos a aislarnos de forma voluntaria de todos, es momento de analizarnos y buscar el respaldo de alguien que pueda darnos su mano”, menciona.